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Robbie Robinson ya está en Estados Unidos. Aterrizó termpano por la mañana dejando atrás casi 72 horas en suelo chileno. No alcanzó siquiera a ponerse la camiseta de la Selección cuando decidió en conjunto con el Inter de Miami y la propia gente encargada de la Roja de tomar un avión rumbo a Miami la noche del miércoles a las 21.35. Una estadía llena de misterio, risas, lágrimas y una decisión para muchos todavía incomprensible, pero de acuerdo a los antecedentes que se han ido conociendo en estas horas, pueden explicar su desconvocatoria.

Las razones de su imprevisto regreso a Norteamérica no se conocen fielmente, pero sí reconstruyendo la historia de su visita a Chile desde que el avión de American Airlines aterrizó en Santiago dejan pistas de lo que fue pasando por su cabeza.

Y lo primero que le llamó la atención fue la enorme expectativa que había en torno a su persona. Algo que reconocen desde Juan Pinto Durán algunos de los pocos jugadores que compartieron con él. “Nos contó muy extrañado que lo habían saludado el piloto, las azafatas. Allá, nos decía, salvo las estrellas de la selección o la MLS, son personas más bien desconocidas. Y acá se encontró con que todos le deseaban suerte y le pedían un gol”, cuentan desde la concentración de la Roja.

Sin manejar demasiado el español y con un personalidad más bien introvertida, el cuerpo técnico de la Roja y los colaboradores más cercanos como Francis Caggigao, dispusieron de grupos para hacerle la concentración más fácil a Robbie. Todos aquellos que supieran inglés estarían en permanente contacto con él para lo que fuera necesario en el hotel.

Su interacción se veía reducida a muchas risas en el almuerzo y la cena. y a algunos comentarios en las prácticas. No mucho más. De hecho, llamaba la atención que en los entrenamientos no quisiera lucirse demasiado. Todos lo atribuían a su personalidad más bien introvertida. “A diferencia de Brereton, que queria lucirse en cada ejercicio, este chico se lo veía algo apagado, pero todos lo atribuíamos a que estaba recién conociéndonos”, aseguran desde la Roja.

Todo el panorama cambió el miércoles. En la Selección empezó a preocupar en cierto modo su poca interacción con los compañeros. Por ello, Martín Lasarte y Mauricio Isla, en la conferencia del mediodía, trataron de explicar como lo estaban tratando de integrar. Ya era todo un tema en la concentracion que se mostrara tan apagado. En el almuerzo previo al entrenamiento en Juan Pinto Durán, el último antes del partido con Brasil, se lo vio más animado de lo habitual. Aquello tranquilizó a varios. Sintieron en ese momento que sería cuestión de tiempo que fuese uno más del grupo. Antes de subir a sus habitaciones se les recordó a todos los jugadores que el bus salía a las 15 horas.

A las 14.45 empezaron a bajar los seleccionados al lobby del hotel. Por lo general, es el tiempo habitual de los jugadores para asomarse antes de irse a la práctica. Uno a uno comenzaron a subirse a los dos buses dispuestos para ir a la comuna de Macul. Todos ya estaban en sus habituales asientos, menos uno. Robinson no aparecía. No atendía tampoco el teléfono de su habitación. Con el tiempo de espera ya cumplido, los buses salieron a Pinto Durán, sin el futbolista del Inter de Miami, que permanecía en la habitación. Allí se tomó la decisión de que algún integrante del cuerpo administrativo subiera a la pieza.

“Cuando ingresaron a la habitación, Robbie estaba angustiado. Con los ojos vidriosos y sin poder expresar palabras. Totalmente sobrepasado y muy tembloroso. Después de un buen rato, se logró calmar y explicar la situación”, relatan desde la Roja. Mientras esto ocurría en el hotel, Lasarte y sus colaboradores se iban enterando en Juan Pinto Durán de lo que estaba sucediendo con el delantero. Los llamados se sucedían. También se tomó contacto con la gente de Inter de Miami para ponerlos al tanto de lo que estaba ocurriendo. En ese momento se tomó la decisión de que volviera de inmediato a Estados Unidos.

“La verdad es que todo lo que estaba viviendo lo sobrepasó sicológica y futbolísticamente. No estaba quizás preparado para todo esto. Que se lo reconociera, que se generaran tantas expectativas. Desconozco si hubo presiones desde Estados Unidos, algún llamado inoportuno, pero si tenemos sospechas porque allá lo quieren ver con la selección” reconoce una fuente al interior de la Roja.

Lo concreto es que con la desconvocatoria ya sellada, la ANFP decidió sacar un comunicado informando de la situación sin dar demasiados detalles y atribuyendo su partida a motivos personales. A esa hora, Robinson ya llevaba poco más de una hora arriba del avión. Sin haber podido debutar con la Roja y con toda la angustia en las maletas. Es de esperar que ya en el sur de Florida toda esta pesadilla que vivió quede atrás para siempre.

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