Oro Panamericanos
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A pocas semanas de que se encienda la antorcha de los Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023, la organización del evento no ha estado exenta de polémicas, partiendo por las obras de las diferentes sedes que darán vida a estos juegos, las cuales aún no están terminadas.

El presupuesto fijado cuando nuestro país fue ratificado como organizador en el año 2017, se estimó en 200 millones de dólares y a la fecha ya se incrementó a 650 millones de la divisa norteamericana, es decir más del triple de lo presupuestado originalmente.

Los “líos administrativos” también están presentes, sueldos estratosféricos, con incrementos sustanciales en pocos meses para algunos directivos y funcionarios de la corporación organizadora del evento, sumado a dineros no aclarados por la corporación Santiago 2023 que la contraloría detectó y objetó por un estratosférico monto de 37 mil millones de pesos.

Como si fuera poco y con todos los antecedentes anteriores, la cámara de diputados aprobó por unanimidad conformar una comisión investigadora que revise posibles ilícitos en la organización de Santiago 2023. En este contexto es que pasan los días y se acerca el que quizás sea el evento deportivo más importante de los últimos años en nuestro país, la antorcha panamericana se encenderá si o si, pero no será la única, ya que también se encenderán las cámaras y las luces se posarán sobre los deportistas.

Los políticos no perderán oportunidad para aparecer cerca de ellos aprovechando esta oportunidad para distraer a la opinión pública de los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos en las últimas semanas y de esta forma elevar sus alicaídas imágenes con la ciudadanía.

Los canales de televisión por un par de semanas compartirán toda la pantalla que le entregan habitualmente solo al fútbol con otros deportes, animadores de televisión dirán que tenemos que apoyar las diferentes disciplinas deportivas y todos juntos se tomarán las manos y gritarán C-H-I. Parece una fiesta del deporte, pero más bien es un muy rentable negocio en donde todos ganan, todos sacan su tajada, organizadores, políticos, canalés de televisión y animadores… todos menos los protagonistas.

Los habitualmente olvidados deportistas, esos que todos los días se levantan a las 5:45am para entrenar de 6 a 8 horas diarias en doble jornada, los mismos que después entrenar utilizan sus “ratos libres” para estudiar una carrera universitaria, algunos incluso (los más osados) se atreven a tener familia, por lo cual además tienen que trabajar en lo que puedan para poder llevar el sustento a sus hogares.

Esos que en sus inicios se tenían que costear todo, desde equipamiento, inscripciones, viajes, ropa, alimentación, estadías, etc. Esos que llegaron a la “élite” del deporte sólo gracias a su esfuerzo personal y el de sus familias. Esos que aún ya siendo profesionales dependen de sus logros para recién optar a una beca Proddar, no pueden tener un mal día, ni una mala tarde, ni mucho menos un mal campeonato, ni tampoco pueden optar siquiera a un crédito hipotecario para la vivienda.

Así y todo, nunca reclaman, nunca se quejan ni piden nada, va contra sus principios, su mentalidad ganadora y su orgullo. Pero así se forjaron, en el rigor de la soledad y la escasez, no son tipos comunes, parece que sus días cuentan con más horas que las del resto, es casi imposible poder hacer todo lo que hacen en solo 24 horas al día, pero así son los guerreros, ansiosos por competir y por probarse una y otra vez a sí mismos. 

Era de toda lógica y sentido común la propuesta realizada por las diputadas Erika Olivera y Claudia Mix al Presidente de la República Gabriel Boric, en la cual solicitan que se premie a los deportistas que logren obtener una medalla con uno de los 1355 departamentos construidos para estos panamericanos. La propuesta presentada hace más de un mes sigue en “evaluación”, la pregunta que surge es la siguiente, ¿en evaluación de qué? Es esta clase política la que tiene que evaluar si estos campeones panamericanos ¿tienen los méritos suficientes? Resulta tremendamente contradictorio que personas tan cuestionadas, sean los encargados de evaluar a jóvenes excepcionales y llenos méritos para otorgarles un premio que a esta altura ya resulta ético y moral. 

El reconocimiento que como país debemos a quienes representan nuestra bandera debe ser absoluto y mientras esto no ocurra, mientras las autoridades no se comprometan a apoyar como corresponde al deporte nacional, lamentablemente como país no estamos autorizados a celebrar estos triunfos. Es imperioso que el Gobierno tenga un arranque de cordura y concrete la propuesta realizada por las diputadas, para que cuando llegue el día que uno de estos jóvenes gane el primer lugar de su competencia, realmente como país podamos decir, ¡oro para Chile! 

Sin este mínimo reconocimiento, la medalla será sólo para ellos y sus familias, porque llegaron solos hasta acá y aun estando en la cima, lo siguen estando. 

Sergio Morales Mendez, director de la Corporación Del Deporte, La Florida.

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