15949095800220
FIFA
Comparte

Por Oscar Garrido

Un recuerdo imborrable. Más de 170 mil personas llegaron al estadio Maracaná el 16 de julio de 1950. Brasil y Uruguay disputaban la final de la Copa del Mundo. Los locales necesitaban un empate para consagrarse campeones. A los charrúas por su parte solo les servía ganar.

Días previos al duelo en Río de Janeiro los medios locales anunciaban que sería el “día de la consagración”. Brasil terminó con un empate y dos victorias la primera fase. Las goleadas contra Suecia (7-1) y España (6-1) lo alzaban como el gran favorito. Uruguay en tanto igualó 2-2 con España y venció a Suecia por un ajustado 3-2 en la fase final.

El duelo terminó sin goles en su primera mitad. Recién iniciado el segundo tiempo, Friaca abrió la cuenta para la verdeamarela. Pero los uruguayos no bajaron los brazos. Juan Alberto Schiaffino igualó las acciones minutos más tarde y la preocupación invadió el Maracaná.

Alcides Edgardo Ghiggia, un joven de apenas 23 años, quedaría inmortalizado en la historia del fútbol. El uruguayo ingresó por el sector derecho y con un potente remate decretó el 2-1 definitivo. Los charrúas sonreían tras conseguir su segundo mundial mientras un país entero se derrumbaba.

“Sólo tres personas han callado al Maracaná: El Papa, Frank Sinatra y yo”, diría tiempo después Alcides Ghiggia quien falleció el 16 de julio de 2015 cuando se cumplieron 65 años de su hazaña.

Maracanazo

El resultado fue tan estremecedor que incluso los propios dirigentes locales olvidaron entregar el trofeo a la selección uruguaya. Jules Rimet, presidente de la FIFA de 1921 a 1954, fue quien finalmente concedió el galardón. Así se gestó el Maracanazo.

Últimas Noticias