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El 2002, con apenas 16 años, Wayne Rooney debutó oficialmente junto a la camiseta del Everton. Rápidamente se convirtió en una de las grandes esperanzas de Inglaterra, situación que complicó al delantero.

Hoy, como técnico del Derby Country, se sinceró y reveló cómo vivió aquella presión. “Estaba constantemente enfadado y agresivo. Tenía mucho dolor en mi interior. Me llevó mucho tiempo descubrir cómo manejar eso. Fueron momentos muy difíciles”, dijo en diálogo con The Sunday Times.

En aquellos momentos complejos, el ex atacante del Manchester encontró una salida en el alcohol. “Hubo momentos en los que cuando tenía un par de días libres del fútbol, yo me encerraba y solo bebía para tratar de borrar todo eso de mi cabeza. La gente sabía que a veces me gustaba tomar una copa o salía, pero había mucho más que eso”, confesó.

Rooney, además, reconoció que sus actos repercutieron tanto en su vida deportiva como personal. “No puedes hacer eso como deportista. En ese momento pensaba que estaba bien, pero eso tuvo un impacto en mí al final de mi etapa en el United”, señaló.

Por último, indicó que todo cambió cuando comenzó a ir a terapia para dejar atrás sus problemas. “Antes diría ‘a la mierda’ y saldría. Pero aprendí que necesitaba sentarme y hablar con alguien. Eso calmó las cosas. Hablé con Coleen, con sus padres y los míos. Lo hacía cuando notaba que estaba llegando a un mal momento”, cerró.

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