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Para 2015, la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) estima que el crecimiento silvoagropecuario estará en el rango del 4 a 4,5%, mientras que en 2016, podría alcanzar entre un 5 y 6%, aunque dicha cifra estará condicionada al comportamiento de las condiciones climáticas y sus posibles efectos en el campo.

El presidente de la SNA, Patricio Crespo, expuso en el seminario “Escenario económico y proyecciones sectoriales”, organizado por la Confederación de la Producción y Comercio (CPC) y la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), que “si bien la recuperación del dólar ha sido una buena noticia para nuestro sector, hay otros factores que han determinado el resultado de los negocios, tales como las condiciones de los mercados externos, marcados por menores precios, costos de producción, menores en el caso de combustibles y fertilizantes, pero una alza constante en los costos de la mano de obra, y por supuesto, las contingencias climáticas, donde hemos debido enfrentar una de las perores sequías en 100 años”.

Según datos de la SNA, La extensa sequía que ha azotado a Chile, ha llevado a la pérdida del 50% de las hectáreas productivas de la región de Coquimbo

Respecto del contexto internacional, el dirigente gremial detalló que los precios de las exportaciones han vivido una fuerte contracción, especialmente, en frutas frescas (11%) y en menor medida en vinos (5%). Asimismo, se han devaluado las monedas de Latinoamérica y en Asia, que son el destino del 60% de las exportaciones de sector. Además mencionó algunos problemas en mercados relevantes, como China y Rusia.

También se refirió al descenso de los precios internacionales de productos importados que compiten con la producción local, como trigo y maíz (12 y 5% respectivamente), donde el alza del dólar y los menores costos en combustibles y fertilizantes, han defendido la competitividad de estos rubros.

Por el contrario, la permanente tendencia alcista de la mano de obra, que en los últimos 12 meses acumula un crecimiento de 8%, le ha restado competitividad a la fruticultura, tendencia que debiera frenarse a futuro.

Respecto de las condiciones climáticas, destacó la extensa sequía que ha azotado a Chile, que ha llevado a la pérdida del 50% de las hectáreas productivas de la región de Coquimbo, además de afectar la calidad de la fruta y provocar una liquidación de masa ganadera lechera en el sur del país. En lo que va del ciclo agrícola, pese a las recientes lluvias, continúa un importante déficit en la zona central, con niveles superiores al 30%, con la consecuente preocupación de los productores de estas zonas, que dependen del riego.

Crespo también se refirió a la competitividad del sector, que si bien se ha recuperado en los últimos dos años, aún está bajo el promedio que tuvo a comienzos de la década pasada, generando especial atención la fruticultura, que aún se encuentra un 32% por debajo de esa referencia y que este año ya registra una caída de 14%  en este indicador, según datos de la SNA.

Pese a esto, el timonel de la SNA dijo que con el fin del ciclo del cobre los envíos no mineros abren una oportunidad al país para retomar su dinamismo exportador. De hecho, el gremio estima que en un contexto en que las exportaciones totales descenderán en 2015, en cerca de USD 10 mil millones, los envíos agrícolas y agroindustriales serán los que menos caerán, reduciéndose tan solo en un 3%.

“El mundo silvoagropecuario es un pilar fundamental para retomar el crecimiento de Chile, ofrecer más y mejores oportunidades de trabajo y avanzar hacia un desarrollo con equidad. Para ello es imperativo reconstruir el deteriorado clima de negocios para retomar las inversiones y la innovación, indispensables para seguir creciendo. Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario: la avalancha de reformas planteadas por el gobierno han originado un escenario de gran incertidumbre y desconfianza, muy adverso para estas metas”, señaló el Presidente de la SNA.

El líder de la SNA enfatizó que, para seguir recuperándose, la agricultura requiere certeza jurídica en materia de aguas; que se materialicen inversiones en embalses, recargas de acuíferos y fortalecimiento de las organizaciones de usuarios; la agilización de proyectos de infraestructura, energía, logística y comunicaciones; la implementación de medidas para elevar la productividad de los trabajadores y la adaptabilidad laboral; el fortalecimiento de capacitación de la fuerza de trabajo del sector, enfocándose en las competencias, y dar un decidido impulso a la educación técnica.

Fuente: Portal Frutícola

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