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ganaderiamagLas praderas magallánicas están gravemente amenazadas por el cambio climático, lo que implica lluvias escasas y a destiempo y falta de nieve, lo cual las daña tanto como la maleza llamada “pilosella” y la acción depredadora de los guanacos, incluso en campos de pastoreo artificiales. El sector ganadero ha debido realizar esfuerzos notables para enfrentar la grave situación y evitar la pérdida de patrimonio, al disminuir las dotaciones ovinas y bovinas y una caída en el valor de los predios.

La ganadería regional de Magallanes enfrenta lo que el ganadero y director de Asogama, Juan Carlos Cavada, calificó como “difícil”.

El análisis del escenario que enfrenta esa importante actividad productiva se describe como complicada ya que la falta de lluvias y de nieve ha determinado una menor cantidad de forraje disponibles, con una menor calidad del mismo, un gradual reemplazo de especies de buen valor nutritivo y la presencia de malezas, como la “Pilosella”, una planta invasora calificada por otros ganaderos como “molesta y dañina”.

Además, el cambio en el nivel de precipitaciones y la alteración de los calendarios pluviométricos históricos han determinado que se ha visto afectado el crecimiento del pasto de las praderas, lo cual afecta la capa freática y las fuentes de agua tradicionales, como chorrillos, esteros, lagunas y lagos.

Esa situación en opinión de Juan Carlos Cavada y de otros ganaderos magallánicos consultados, ha puesto en severo riesgo las praderas magallánicas, cuyo deterioro tiende a acentuarse; ha determinado, también la baja de las dotaciones de ovinos y bovinos en ellas y, lo que es más inquietante es que se ha visto un proceso de desertificación creciente en algunos sectores de la región, especialmente en Tierra del Fuego y en las inmediaciones de San Gregorio y Villa Tehuelches, se indicó por parte de ganaderos con años de trabajo en esa actividad productiva.

Juan Carlos Cavada agregó, a través de Asogama, que esto marca un claro retroceso en los márgenes de rentabilidad de la actividad ganadera, que existe pérdidas en el patrimonio debido a un menor stock de ganado y una disminución del valor de la tierra.

Cavada reitera que “claramente puede hablarse de sequía, especialmente en Tierra del Fuego”, al registrarse menores niveles de pluviometría, una mala distribución estacional de las lluvias, con fuerte déficit en el período de crecimiento de los pastos y que, como tampoco ha nevado, la amenaza está vigente para los niveles freáticos y las fuentes de agua.

Sector privado

Esta situación ha determinado esfuerzos mayores para el sector ganadero, esencialmente privado, y lo ha obligado a adecuarse a ella, desarrollando una serie de acciones con el objeto de paliar, aunque sea en parte, los efectos del evidente cambio climático en la zona sur austral de Chile.

Se han bajado las dotaciones de animales por campo; se ha recurrido a la venta temprana de animales, han construido aguadas; han debido contratar camiones aljibes para que no le falte el agua a sus ovinos y bovinos, preferentemente; han sembrado praderas artificiales, henificado y ensilado forraje; han construido cercos divisorios y emprendido algunas obras de riego artificial en sus predios.

Además, han tenido que fortalecer su trabajos de eliminación de las malezas, como la ya mencionada “Pilosella” y han pedido el control de animales, como el guanaco, que son depredadores de los renovales en los bosques y compiten con las ovejas en las praderas, en muchos casos arrebatándole los pastos.

Finalmente, el desolador cuadro que enfrenta la ganadería regional se ha visto complicado, según Juan Carlos Cavada, por la carencia de una adecuada conectividad terrestre y marítima, lo cual determina que la venta de animales que son llevados a la zona centro sur no se realice en el momento más oportuno porque el traslado de esos animales tampoco lo es o lo ha sido.

Fuente: El Pinguino

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