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En la actualidad, y especialmente en los últimos 7 años, la necesidad por el recurso hídrico ha aumentado y Chile se ha visto afectado por una prolongada sequía.

Por Rosa Soledad Fernández Herrera, Docente de la Escuela de Recursos Naturales de Duoc UC

En 1968, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, nos vimos enfrentados a la “Gran Sequía”, que trajo consigo la instauración del horario de verano para tener un ahorro energético y de esa manera no sobre explotar el recurso hídrico. En la actualidad, y especialmente en los últimos 7 años, las necesidades han aumentado y Chile se ha visto afectado por una prolongada sequía.

Nuestras aguas continentales van disminuyendo de manera constante dada la falta de lluvias, las que en algunas regiones han llegado a un déficit de un 30% y afectan en la actualidad desde la Región de Coquimbo hasta la Araucanía. Es por ello que se hace necesario estar preparados ante un escenario prolongado de esta realidad, los diferentes gobiernos proponen ideas y alternativas de manejo de las aguas, considerando que el recurso hídrico es esencial, no sólo para la vida de las personas sino también para la economía del país.

El agua dulce ubicada sobre el continente, es usada principalmente por las actividades agrícolas y mineras, las que se abastecen de éstas para sus procesos productivos, siendo además nuestro principal recurso para la generación de energía eléctrica.

Ante un escenario tan adverso se debe privilegiar a las personas por sobre la industria, entonces, ¿cómo podemos mantener nuestra producción? Es necesario realizar estudios sobre la posibilidad de infiltrar los acuíferos existentes, que superan en cantidad de m 3 a las aguas superficiales, pero su alto costo de inversión hasta ahora lo convierte en una alternativa poco utilizada. O también construir embalses destinados a salvaguardar el agua lluvia o fomentar el uso de las atrapa nieblas en las zonas costeras o valles interiores, y por último, invertir en tecnologías eficientes para la desalinización del agua de mar.

En relación a la agricultura, el uso de cultivos hidropónicos, que utilizan al máximo el agua, son una alternativa eficiente para reducir nuestra huella hídrica y disminuir la contaminación de las aguas por el uso de pesticidas.

No hay que olvidar al gran responsable de cuidar este recurso: el hombre común, el cual por medio de pequeñas acciones como disminuir el uso de agua potable para el riego, poner reductores de consumo en llaves y grifos, buscar lavados ecológicos para el auto, usar eficientemente el lavavajilla o el lavarropas, no malgastar el agua en el aseo personal, entre otros, puede ayudar a disminuir el sobreconsumo, para así contribuir a disminuir el impacto de la sequía.

Se habla de mitigación, ya que no debemos olvidar que todas las predicciones realizadas, tanto por la Dirección Meteorológica de Chile, como por instituciones internacionales, aseguran que nuestro futuro se dirige a una disminución de las precipitaciones, señalando que se estima que para el año 2050 las precipitaciones caerán entre un 50% a un 66% en relación a la actualidad, por lo tanto la solución real del problema requiere cambios de fondo, cambios estructurales y políticas claras que apunten a un mejor manejo del recurso hídrico, mediante la creación de programas, proyectos, y de fomentar las inversiones en este ámbito.

La primera tarea es educar, informar, crear conciencia de la gravedad del problema desde un punto de vista técnico pensando en el beneficio de todo el país, más allá de compromisos económicos o políticos del tipo que sean.

Fuente: Portal Frutícola

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