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vivero1La reducción de la cuarentena a la que deben ser sometidas las nuevas variedades de frutales que se introducen en Chile, desde dos años a uno o dos meses, es uno de los principales logros del trabajo colaborativo público-privado entre los viveristas y el SAG, en opinión de Maritrini Lapuente Fuentes, ingeniera agrónoma y gerenta general de la Asociación Gremial Viveros de Chile (AGV).

La entidad, que reúne a 46 socios que se estima producen cerca del 95% de las plantas frutales y el 80% de los plantines de hortalizas del país, busca precisamente ser un actor del recambio y actualización varietal, lo que según explicó Lapuente, es un desafío que supone la búsqueda de variedades de frutales desarrolladas por centros de excelencia internacionales, que respondan a los requerimientos de los productores y exportadores en materia agronómica (consumo de agua, resistencia a plagas, adaptación al clima y nutrientes), de calidad y de vida postcosecha, pero también de los consumidores de mercados muy exigentes.

Gracias al trabajo desarrollado con el SAG, explicó la profesional, “se ha visto que se puede agilizar el ingreso de nuevas variedades sin poner en riesgo el patrimonio fitosanitario del país”. Para ello, los viveristas reconocen  variedades específicas en centros del extranjero, por especie, luego el SAG genera un contacto con el centro, intercambia protocolos y realiza una visita para su certificación fitosanitaria.

“La asociación trabaja codo a codo con el SAG en la búsqueda de material genético. Hacemos un listado de prioridades, de los centros y las especies de cada centro. El año pasado reconocimos un centro en California, este año uno en Francia y la idea es certificar dos a tres centros en el año”.

Esta reducción de la cuarentena permitirá mejorar la competitividad del sector frutícola nacional, lo que se suma al aumento de cubículos del laboratorio del SAG en Lo Aguirre para hacer cuarentenas.

Respecto de los beneficios de esta agilización, destacó que “el impacto es súper grande, pues los viveros y por tanto, los productores frutícolas, van a poder contar antes con la variedad. Eso le va a dar cierta ventaja al productor, porque va a poder producir antes. Es precisamente lo que nos dejaba en desventaja con Perú, pues allá hacen una cuarentena predial, a una distancia similar a la de un huerto comercial, produciendo frutas, y a los 18 meses se levanta la cuarentena, pero produciendo”.

Mercado
De acuerdo al registro de viveristas del SAG, en Chile existen 1.285 viveros frutales comerciales; no obstante, de acuerdo con el último estudio realizado a solicitud de Odepa por la AGV, solo 94 de estos comercializan más del 90% de las plantas, encontrándose el 68% de estas empresas entre la Región Metropolitana y la del Maule.

Según cifras de la asociación gremial, cada año se comercializan en Chile unos 73 millones de plantas frutales, las que sumadas a aquellas que se exportan y al remanente que queda en stock en los viveros, suman cerca de 130 millones de plantas.

Los principales países de destino de las exportaciones de plantas son Perú, Brasil, México, Ecuador y Argentina.

El 67% de las plantas comercializadas corresponde a frutilla, no obstante, por tener una alta densidad de plantación, la superficie que en teoría representan es de solo 686 hectáreas. Por otro lado, el 32% que corresponde a frutales leñosos, como la vid, el arándano, el manzano, el olivo y el cerezo, entre otros, significa teóricamente una superficie de casi 17 mil hectáreas plantadas en 2014.

En Ñuble, la producción se concentra principalmente en avellano, arándano y vides, y según Lapuente, el cambio climático está forzando el desplazamiento no solo de las plantaciones frutales hacia el sur, sino que también de los viveros.

Fuente: La Discusión

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