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Tecnologías de redes, cuestionarios diferenciados por tamaño del productor y medición del impacto del cambio climático son parte de las nuevas incorporaciones. El objetivo es que más que una radiografía del momento, se genere información que interactúe con otras mediciones anuales.

Incorporación de tecnología como tablets e ingreso de información en línea, cuestionarios diferenciados para productores de mayor o menor escala, la participación de la sociedad civil y el impacto del cambio climático son algunas de las novedades del VIII Censo Agropecuario, a realizarse entre abril y mayo de 2020. Sin embargo, el trabajo partió a fines de 2018, con el precenso que se aplicó en parte de la zona central del país entre fines de noviembre y principios de diciembre, y que este año se aplicará a todas las regiones.

Este proceso, explica María Emilia Undurraga, directora de Odepa -entidad encargada de la medición en el Minagri-, permitirá perfeccionar el instrumento, el que se ha desarrollado con la participación de gremios, productores, universidades, a través de lo que se ha denominado consejo de la sociedad civil.

El censo -que debía realizarse en 2017, pero se postergó por la repetición del censo de población- involucra una inversión de $18 mil millones, de los cuales la mayor parte ($14 mil millones) se gastarán el próximo año. El 70% del total corresponde al personal involucrado en el proyecto. Cerca de la mitad del presupuesto 2019 ($3 mil millones) se destinarán a tecnología, incluyendo la compra de tablets con los que trabajarán los encuestadores en terreno, así como la compra de licencias de software e infraestructura informática.

En el censo de 2007 se contabilizaron unas 301 mil explotaciones, universo que puede variar de acuerdo a cómo se haya concentrado o dividido la propiedad agrícola desde 2007, último año en que se realizó la medición. Pero, además, se pretende que el censo sea más que una medición de un momento puntual.

“Estábamos acostumbrados a verlo (al censo) como un producto individual que nos da una foto de la realidad de la producción agrícola en ese momento. Hoy tenemos una oportunidad de transformarlo en un ingrediente más de un sistema más complejo de información, en una plataforma donde conversaría con otros datos con que cuenta el Ministerio de Agricultura y otros ministerios, que son los registros administrativos que se llevan internamente”.

Se refiere a que la información que se recabe podrá interactuar con otras mediciones del Minagri, como la que realizan el Servicio Agrícola y Ganadero, Conaf e Indap, junto con las estadísticas que genera Odepa.

Undurraga destaca que esto “va a generar una mejor base para estudiar subsectores específicos de actividad agropecuaria”. Se refiere a que una de las críticas que se hacían desde el sector era precisamente que no se aprovecharan los datos actualizados que se obtenían, por ejemplo, en las fiscalizaciones del SAG.

Agrega que “este censo también nos va a ayudar a ver la relación de esta actividad tan importante para el mundo rural con su entorno y las personas que viven de ella”.

Diversas formas para levantar la información

Otra la de las novedades del censo será que no se va a utilizar una sola forma de levantar la información, sino que se utilizarán distintos formularios, dependiendo de las características del productor.

“Por ejemplo, para los grandes productores, que en general están asociados a gremios y que manejan información mucho más en línea, va a haber una forma de encuestarlos, que va a poder ser a través de los gremios y eso es lo que estamos sensibilizando con ellos mismos. Hay otra (categoría) que es la típica encuesta en terreno, pero con una cartografía que va a estar prevalidada, es distinto ir a buscar a quien encuentre que ir con polígonos definidos. El Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren) nos está aportando la cartografía”, señala.

En esta decisión también influyó que el encargado de responder la encuesta es distinto, según si se trata de un gran productor, donde en ocasiones contesta un encargado y no el dueño, o uno pequeño.

“El agricultor que está en el predio puede informar de su producción, pero muchas veces cuando uno iba a los grandes predios, el informante tenía información parcial de lo que ocurría en la generalidad del predio. Por eso la identificación de estos distintos tipos de productores va a permitir que la información sea acorde a la realidad de cada uno”, plantea Undurraga.

Asimismo, se intentará subsanar problemas de invisibilidad de labores que se realizan a nivel de productores primarios.

“Vimos que se capturó en muy poca proporción ese trabajo, se quedaron sin catastrar, por ejemplo, muchos invernaderos, acciones de producción de miel, algunos huertos. Ha habido cambios para poder capturar bien todas las actividades que se hagan dentro del predio”, plantea la especialista.

No se definirá por regiones

La directora nacional de Odepa destaca que otra modificación que se introduce es que los predios agrícolas dejarán de estar definidos por regiones. “Como la realidad agrícola no responde a los límites regionales, si tenías un predio que estaba en dos regiones, se contabilizaba una parte como un predio y la otra como otro, y no había forma de identificarlos como unidad. Ahora se sacó el requisito de que sea a nivel regional, vamos a tener georreferenciado el predio. Eso va a permitir ver unidades espaciales más allá de la división administrativa”.

Nuevos temas

Se espera que la medición permita también determinar el impacto del cambio climático, por ejemplo, en el desplazamiento de los cultivos hacia el sur.

“Antes teníamos arroz en la Región Metropolitana, ahora es impensado dada la cantidad de agua que necesita”, dice María Emilia Undurraga. Agrega que también se están abarcando temas ambientales, incluyendo distintos indicadores que permitirán obtener datos para informar a las Naciones Unidas sobre los avances que hemos tenido en los distintos objetivos de desarrollo sustentable.

Dado que el instrumento busca ser una radiografía de cada zona del país, entre los pasos que vienen está hacer una ronda por las regiones con los seremis para captar las particularidades locales.

El objetivo, plantea la especialista, es converger a un censo que sea de utilidad y que tenga permanencia en el tiempo. “No queremos que nos digan el censo no nos sirve, sino que lo que hemos hecho es decir esta es una herramienta para todos y para eso necesitamos que todos nos comprometamos a perfeccionarla”.

$ 18 mil millones será el costo total. El 70% del gasto corresponde al personal involucrado en la medición.

Cambio climático y labores invisibilizadas, como la producción de miel y de huertos, son algunos de los temas que se incorporarán.

Fuente: Revista del Campo

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