Inv 3
Inv 3
Comparte

Mejorar la rentabilidad por metro cuadrado gracias a un uso más eficiente del suelo es la ventaja de producir hortalizas en invernadero, una opción que es cada vez más aprovechada por los pequeños productores INDAP, como ocurre en el Servicio de Asesoría técnica SAT de Hortalizas, de San Carlos y Ñiquén, donde de 28 agricultores, 20 se adjudicaron invernaderos en el año 2021.

Méndez y Ramón Elgueta son hortaliceros que han apostado por la modernización de sus sistemas productivos, incorporando invernaderos de mayor tecnología para aumentar su rentabilidad, lo que mostraron a la directora de Indap Ñuble, Tatiana Merino.

La incorporación de cultivos bajo plástico representa un gran avance los productores, ya que se logran mejores ingresos a través de esta modalidad aprovecha de manera continua la tierra disponible, a través del uso de plástico para generar un ambiente controlado que permite plantar en contraestación, por lo que desde Indap se ha fomentado la incorporación de estas estructuras, con mayor tecnología.

Algunos productores fueron más allá y 12 de ellos se atrevieron a producir con invernaderos tipo macrotúneles, los que tienen una estructura de fierro galvanizado con plástico tricapa, de mayor vida útil. Este tipo de invernaderos, de mayor tecnología, tiene ventajas comparativas frente a los tradicionales de madera y plástico, como la altura, que permite una mejor ventilación y al no contar con un soporte de madera en el medio de la estructura, permite que se abra y se pueda incorporar incluso un pequeño tractor para preparar el suelo.

“Estamos viendo estas infraestructuras de 210 metros2 con una tecnología bastante avanzada en el predio de la señora Mery. Ella tenía invernaderos estructura de madera y plástico y vemos cómo esta implementación ha mejorado su producción y la rentabilidad por su trabajo en este cultivo. Durante el año 2021 logramos implementar 20 invernaderos, de los que 12 tienen estas características tecnológicas”, comentó la directora de Indap Ñuble, Tatiana Merino, quien destacó que contar con este tipo de infraestructuras es muy relevante para el abastecimiento de nuestros polos consumidores como San Carlos y Chillán.

“Lo que queremos es que la pequeña agricultura de la región de Ñuble, con invernaderos como el de la señora Mery, sean capaces de abastecer a los polos consumidores de la zona y que no tengamos que traer los alimentos desde el norte a una región que es eminentemente agrícola y que tiene este capital humano y social”, comentó.

Para eso, se está incorporando mayor tecnología a la agricultura familiar campesina, enfocando recursos sectoriales junto a inversión del Gobierno Regional de Ñuble para modernizar el rubro de las hortalizas así como otros rubros de mayor rentabilidad.

Eloy San Martín, asesor del SAT Hortalizas, destacó que además de las ventajas mencionadas, este tipo de estructuras cuenta con una cortina lateral completa semiautomática, lo que permite el ahorro de tiempo. La mayor altura, de 3,5 metros, propicia un ambiente más fresco en el verano, y su techo semicircular permite temperarlo más rápido.

“La señora Mery creyó en esta opción, pero además fue muy bien recibido este proyecto y ya sacó una primera producción de porotos verdes y ahora va por una segunda cosecha de cilantro”.

El asesor destacó el interés creciente en este tipo de estructuras, “por la resistencia que tienen, la gran cantidad de metros cuadrados útiles y una muy buena rentabilidad por metro cuadrado siempre que el suelo esté en uso, rotando cultivos y mejorando la materia orgánica del terreno”.

En cuanto a la rentabilidad, indicó que en el caso de los cultivos de arranque, como cilantro y lechugas, la rentabilidad no debería ser menor a mil/2 mil pesos por metro cuadrado; en el caso de hortalizas de corta, como perejil o acelga, debiera ir entre 3 y 4 mil pesos por metro cuadrado.

Con tres invernaderos en madera y este nuevo invernadero de fierro galvanizado, Mery Méndez ya comprobó sus ventajas y lo recomienda.

“Este invernadero es mucho más cómodo, para levantar la orilla y ventilarlos es muy fácil, la altura también es muy fácil y ayuda a trabajar con mucha facilidad, sin tropezar con las herramientas”, cuenta, agradeciendo el apoyo que recibió de Indap para la compra.

La misma visión es la que tuvo Ramón Elgueta, que tiene el mayor de los invernaderos de fierro galvanizado entregados: de 8 x 35 metros. En esta estructura, está cosechando ya su tercera producción de cilantro.

Pero además, ya cuenta con una superficie productiva de 3820 metros cuadrados, donde el protagonista, además de la nueva estructura, es el riego por goteo.

“Hay una gran diferencia, con el riego por goteo la tierra queda muy suelta, el agua cae en poca cantidad y muy lento; pero con el riego tendido la tierra se apreta y eso corta las plantas”, comenta, agregando que con el riego aplica también los fertilizantes. “Antes era otro clima pero ahora hay que regar casi todos los días y esta es la mejor forma de hacerlo”.

Últimas Noticias