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La energía solar podría transformarse en una pieza clave para desarrollar una agricultura sin huella de carbono en el norte de Chile.

Así lo demuestra la primera cosecha de tomates cero carbono realizada por trabajadores de la planta fotovoltaica Luz del Norte, de la Empresa First Solar, que se encuentra entre Copiapó y Diego de Almagro, según señala El Mercurio.

La iniciativa surgió de los propios empleados durante una reunión donde buscaban ideas creativas que pudieran realizarse en corto plazo y no demandaran mayor inversión, cuenta Gabriel Ortiz, asset manager de la compañía.

Lo clave para materializar el proyecto fue la disponibilidad de agua en el subsuelo, que luego brota en la forma de un manantial unos kilómetros más allá de la planta.

Ortiz reconoce que primero pensaron en hacer un proyecto de hidrógeno verde, pero pese a que buscaron los contactos, no lograron llevarlo a cabo. En cambio, el proyecto hortícola sí funcionó.

Para plantar los tomates construyeron un pequeño invernadero donde los propios hijos de los empleados sembraron las semillas.

Futuro renovable

Cuatro meses después, los tomates estuvieron listos para su cosecha, la cual estuvo a cargo de los niños y sus padres. Para trasladar los tomates al exterior, utilizaron un vehículo eléctrico que alimentaron mediante el cargador de auto eléctrico público que instaló First Solar junto a la planta generadora.

La primera cosecha de tomates fue llevada hasta el Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) de Copiapó.

No fue causal que los sembraran y cosecharan los niños. ‘Pensamos que es un bonito ejemplo que sean los niños los que le muestren a los adultos mayores el futuro, un futuro que es renovable, un futuro que no tiene huella de carbono. Un futuro donde también las regiones se empoderan, donde Atacama ya no importa gran parte de sus alimentos de las otras regiones más al sur, que son conocidas por tener más recursos hídricos, sino que también produce y traslada lo que necesita sin contaminar su territorio’, agrega el ejecutivo.

Reconoce que ‘esto es simbólico, pero muestra con claridad lo que ya se puede hacer hoy en Chile con los avances de la tecnología solar y de la electromovilidad’.

Según Ortiz, otro de los objetivos de este proyecto fue ‘mostrar que existen formas diferentes de relacionarse con las comunidades, en este caso lo que estamos haciendo es entregando a las regiones su energía solar en forma de alimentos sin huella de CO2. Además el cargador de auto eléctrico, el cual es público y gratuito, les permite a las comunidades tomar energía eléctrica fotovoltaica para hacerse parte de la transición a la electromovilidad’.

Patricio Urquieta, delegado presidencial regional, valora la idea. ‘Nosotros hemos querido impulsar iniciativas de todo tipo en el ámbito estructural del país para poder cambiar nuestra matriz energética y realizar una contribución muy importante para que podamos cumplir esa misión que nos hemos trazado en Chile de alcanzar la carbono neutralidad al año 2050. Esta acción, que permite trasladar con energía solar tomates que han sido cultivados aquí, en un lugar desértico de la Región de Atacama, es el símbolo de que se pueden hacer, en función de tecnología y mucha voluntad, cosas distintas para poder cumplir esa meta que tenemos como país’.

Idea para replicar

El representante de First Solar reconoce que todavía les quedan tomates por cosechar. En total lograron producir unos tres canastos, pero en este momento les queda una cantidad importante en las matas. En total, calcula que produjeron de 20 a 30 kilos.

Ortiz dice que si llegara un inversionista local interesado en construir un invernadero más grande y llevar trabajadores ‘estamos dispuestos a acogerlo porque tenemos el agua, el espacio y la energía’.

‘Somos productores de energía solar, no de alimentos, pero con esto estamos demostrando que otras industrias que sí se dedican al área podrían aprovechar la tecnología para replicar esta experiencia y expandirla en otros lugares de la zona norte’, destaca.

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