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Pese a que el jueves 7 de abril, por orden judicial, Carabineros desalojó el predio, el afectado asegura que los ocupantes reingresaron en cuanto terminó el operativo.

Aunque los atentados incendiarios, ataques armados y otros episodios de fuerza en contra del campo San Miguel de Callaqui, en la comuna de Alto Biobío (7 mil habitantes), en la zona cordillerana de Biobío, han sido reiterados, la usurpación que afecta a ese predio desde hace dos semanas, y que fue registrada en video, masificó la amenaza constante en la que vive el productor forestal, agricultor y criancero de origen suizo Otto Wild y su familia.

Coincidiendo con el fin del estado de excepción, que estuvo vigente en cuatro provincias del sur, entre ellas Biobío, entre el 13 de octubre de 2021 y el 26 de marzo de 2022, fue ese último día en que se concretó el ingreso de miembros de la comunidad Callaqui, compuesta por pehuenches, denominación que se da a los mapuches de zonas montañosas.

El primer registro audiovisual, dentro de una seguidilla de grabaciones que han documentado la situación, da cuenta de cómo los comuneros, que ocultan sus rostros con capuchas, emplazaron a que la familia abandonara el lugar en tres semanas. ‘O salen por las buenas o salen por las malas’, advierte el líder del grupo. El mismo individuo recalca que si no cumplen con sus advertencias apelarán a otros métodos. ‘Ustedes fácilmente se pueden mandar a cambiar a otro país’, agrega el violentista, ante lo cual una voz femenina, que pertenece a la familia afectada, le responde que ‘no es así; usted no sabe por todo lo que hemos pasado’.

El jueves 7 de abril, cuando se cumplían doce días desde el inicio de la toma del predio, mediante una orden judicial, Carabineros realizó un procedimiento de desalojo. En el operativo, tres funcionarios policiales resultaron con heridas de perdigones. También se reportaron comuneros con lesiones.

Phillip Wild, hijo del propietario del predio, advierte que el grupo que ataca a su familia no ha abandonado el terreno y califica la diligencia como ‘un desalojo mal hecho’. Explica que pese a la presencia de personal de Control de Orden Público, los comuneros solo se replegaron, pero continúan en el terreno.

Su padre, Otto Wild, recalca a ‘El Mercurio’ que su familia no tiene intención de dejar su campo, pero tampoco quiere exponer sus vidas. ‘No queremos irnos y tampoco queremos que nos maten’, enfatizó. Acusa que el ingreso de los comuneros no solo es ilegal, sino que también peligroso, ‘porque disparan en cualquier momento’ y solicita un reforzamiento de la seguridad policial para poder retomar sus actividades.

Otto Wild también expresa preocupación por la situación de sus trabajadores. ‘Ellos están fuera del campo, aunque viven cerca. En la medida de sus posibilidades, ingresan a darles comida a los animales y para resguardar las cosas que quedan’, relata.

El productor agrega que ‘dado que en la amenaza nos obligan a sacar nuestros bienes, por precaución retiramos algunos elementos para salvarlos, pero la intención, sí o sí, es seguir en el campo’.

Consultado por el destino de sus pertenencias, explica que estas han sido guardadas en casas de amigos y vecinos. ‘Lo que alcanzamos a sacar son vehículos, maquinarias y también madera que teníamos aserrada y almacenada por años, la que no queremos perder ni permitir que sea quemada’, sostiene.

La Sociedad Agrícola de Biobío (Socabío) ha acompañado a Wild en sus conversaciones con los activistas. Su presidente, José Miguel Stegmeier, reconoce las dificultades que existen en el sector para el desplazamiento de las fuerzas policiales, y manifiesta que, el día del operativo, la ruta estaba obstaculizada ‘varios kilómetros antes’ con barricadas. Narra que en el sector de Aguas Blancas se produce una angostura, entre la cordillera de los Andes y el río Biobío, y si esta es cortada no existe posibilidad de llegar hasta el sector. También cuenta que los manifestantes destruyeron una antena de telefonía móvil, lo que deja sin conectividad al sector. ‘Esperamos que se mantenga un resguardo con bastante contingente. Hasta ahora, nunca (los comuneros) han dejado de estar alrededor del predio o, incluso, ocupando parte de este’, asegura Stegmeier, y agrega que ‘luego del desalojo, cualquier nueva acción de este grupo puede ser más violenta’.

Otto Wild destaca la solidaridad que ha recibido su familia. ‘Tenemos mucha gente que nos apoya y está con nosotros. Incluso los dirigentes han venido a acompañarnos, a asesorarnos y a darnos consejos sobre qué podemos hacer’, dice.

Respecto de si existe alguna reclamación territorial, fundada en títulos de merced, por parte de quienes pretenden su predio, Otto Wild sostiene que ‘no hay ni nunca ha habido, y contamos con las escrituras desde que existe este campo’.

Stegmeier confirma que ‘la compra del fundo, por parte de Otto Wild, a su anterior propietario, fue absolutamente legal y legítima’ y argumenta que ‘la pretensión de la comunidad está fuera de lo normal y más allá de las razones por las que la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) compra tierras a las comunidades’.

Phillip Wild recalca que el campo de su padre ‘no es tierra indígena y la Conadi dice que no lo puede comprar’. Stegmeier añade que los comuneros aseguraron que ‘no les importa la opinión de Conadi, porque se lo van a tomar igual’.

Recuadro

POBLACIÓN

El 87% de los habitantes de la comuna de Alto Biobío son pehuenches.

Fuente: El Mercurio

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