En una situación compleja, describen convencionales y actores ligados a rubros productivos, quedará la regulación de los derechos de aguas, luego que el sábado el pleno de la Convención Constitucional aprobara que permisos de usos serán ‘incomerciables’. Pasó al borrador de una nueva Carta Magna que las autorizaciones del uso del agua serán concedidas y reguladas por la Agencia Nacional de Aguas y tendrán carácter de ‘incomerciable’.
Además, ‘siempre prevalecerá el ejercicio del derecho humano al agua, el saneamiento, y el equilibrio de los ecosistemas’, y se aclaró que será la legislación la encargada de determinar los demás usos. También el nuevo estatuto constitucional hídrico contempla que el Estado deberá asegurar ‘un sistema de gobernanza de las aguas participativo y descentralizado, a través del manejo integrado de cuencas, y siendo la cuenca hidrográfica la unidad mínima de gestión’.
A juicio del convencional Bernardo Fontaine, ‘con autorizaciones administrativas no comercializables habrá menos agua, porque la sequía continuará y habrá menos inversiones en captar y reutilizar agua. ¿Quién invertirá si no tendrá certeza legal de que podrá usar esa agua?’, agregando que ‘esas autorizaciones no serán comercializables, o sea, no se podrán vender, ni heredar ni entregar en garantía’. El presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela, advirtió que ‘queda muy abierto el tema. Si a nivel legislativo estas normas se interpretan según la visión de algunos en el pleno, significará el fin de las actividades económicas que sostienen el campo y el abastecimiento’.
Cristián Allendes, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), califica como ‘muy grave, y muy mal, lo aprobado por la Convención, especialmente en lo que se refiere a las aguas (…). En el caso de las aguas, lo administrará un ente que sin experiencia otorgará aguas de acuerdo a lo que venga en el momento, no según a lo que tradicionalmente tenía cada uno de los agricultores’. Allendes cuestiona que ‘el coordinador de la comisión de Medio Ambiente dice con una falta de respeto y de conocimiento, que las cuencas se han manejado de forma negligente y mal administradas. Es exactamente todo lo contrario’.
Fuente: Mercurio