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¿Qué tiene el Rosé que cautiva y adquiere gran notoriedad en nuestro país? Su hermoso color rosa, frescura y aromas frutales, son parte de los atributos que atraen a los consumidores de este vino. Según Massimo Leonori, sommelier de Viña Concha y Toro, se debe a que es un vino delicado, suave y fácil de beber, resulta amigable para personas que no son habituales consumidores de vino, gracias a sus expresiones frutales y florales, es de consumo rápido y no tiene un largo envejecimiento.

Respecto a su historia, el especialista explica “que los primeros vinos de la humanidad tenían apariencia de rosados, en ese entonces se procesaban uvas blancas y tintas juntas, resultando un vino de color pálido semejante a un rosado. Claramente estos vinos eran bien distintos a los rosé que conocemos hoy, ya que no se disponía de la tecnología actual, había más oxidación y el sabor y aroma de los vinos no se acercaba a la calidad actual”, afirma Leonori. Según cuenta el sommelier, la zona de “Provence” es considerada la mejor productora de vinos rosé de calidad a nivel mundial. 

Respecto a la elaboración del vino rosé que conocemos hoy, es creado exclusivamente a partir de uvas tintas. Se conocen dos técnicas principales:

  • La primera consiste en dejar macerar por algunas horas el mosto de uva con los hollejos, hasta obtener una coloración rosada, luego se fermenta y vinífica sin hollejos.
  • En la segunda técnica, se usan uvas tintas de bajo poder colorante como Cinsault, por ejemplo. En este caso se realiza un prensado suave de las uvas, obteniendo naturalmente una coloración tenue y pálida del mosto, que luego se fermenta y vinífica. Todo el proceso es en ausencia de hollejos, al igual que si se estuviera elaborando un vino blanco.

Uno de los vinos rosé que destaca en calidad y precio ($4.990) es el Casillero del Diablo Rosé, este ejemplar, se elabora a partir de viñedos de uvas Cinsault de 60-70 años de edad. Se vinifica usando el método del prensado suave y luego se fermenta sin hollejos en estanques de acero inoxidable. 

El resultado es un vino de estilo fresco y delicado, de aromas florales y frutales, que recuerdan la granada y la sandía. Lo podemos disfrutar solo como aperitivo, o acompañar de sashimi o tartar de atún o salmón, carpaccio o crudo de vacuno, quesos frescos como mozzarella, ricotta, quesillo. También es perfecto con pastas y risotto con frutos del mar.

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