Comparte

Tres años atrás, Samuel Rader dejó su trabajo como enfermero para dedicarse a tiempo completo a su canal en YouTube, donde publica videos de sus vacaciones en Hawái, del armado de una piscina en su patio trasero y de otros fragmentos de su “vida familiar cristiana”.

La decisión de Rader dio sus frutos: él y su esposa se han convertido en estrellas en la plataforma de video propiedad de Google. Su canal, “Sam and Nia”, cuenta con dos millones y medio de suscriptores y una recaudación que se ha estimado en dos millones de dólares, proveniente de la publicidad que YouTube adiciona a sus contenidos.

Sin embargo, el futuro es ahora incierto para esta pareja de youtubers de Dallas, en Texas, así como para otros “creadores” que vuelcan sus contenidos en esta plataforma.

Un acuerdo entre la compañía de videos en línea y reguladores estadounidenses podría volver más difícil conseguir ganancias por publicidad en videos y canales dirigidos a niños.

“Tuve un pequeño ataque de pánico cuando me enteré”, dice Rader. “Creí que tendríamos que encontrar otra fuente de ingresos”.

A principios de septiembre, YouTube aceptó pagar una multa récord de 170 millones de dólares en Estados Unidos y se comprometió a proteger mejor los datos de los niños que navegan en su plataforma tras un acuerdo con la Comisión Federal de Comercio (FTC).

La compañía aceptó aplicar cambios en la forma en que recolecta información de sus usuarios y comenzará a tratar los datos de quienes ven programas infantiles como si fueran menores, independientemente de la edad del espectador. 

También se comprometió a dejar de ofrecer anuncios personalizados y eliminar los comentarios y las notificaciones en esos videos.

Estas nuevas reglas, que entrarán en vigor en cuatro meses, han atizado miedos en la comunidad de “creadores” que cuelgan sus videos en YouTube y, como los Rader, viven de los ingresos que genera la publicidad.

 

AFP.

Últimas Noticias