“Yo nunca en mi vida había hecho primeros auxilios ni nada, a lo más lo había visto, o en la clínica cuando vas a ser papá que te enseñan el mecanismo. Me puse pálido, que es difícil, y solamente reaccionaba, no pensaba. La tomo, la pongo en posición y le empiezo a hacer este movimiento que hemos visto todos, no sé cómo se llama (N. de la R: maniobra de Heimlich) para que ella lanzara esto que tenía obstruido. Y yo te juro lo único que decía en mi cabeza ‘no se me puede morir en los brazos’. Mi vecina gritaba, estaban con su nana y la nana llamando a la ambulancia”, explicó.
Cabrera, además, recordó el instante en que la anciana recuperó el sentido. “Entre que escuchaba los gritos, mis hijos salieron, porque quedó la puerta abierta, y yo apretando, consciente de no hacerlo tan fuerte porque le podía fracturar una costilla. Y afortunadamente sale expulsado todo lo que tenía en la vía respiratoria. Escucho que la señora inhala y te juro que me volvió el alma al cuerpo, las piernas se me desvanecieron y tomé consciencia de lo que estaba pasando“, aseveró.
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