HANS SCOTT / AGENCIAUNO
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Informa Agence France Presse.- Las elecciones presidenciales más polarizadas de la historia reciente de Brasil se iniciaron este domingo, con el ultraderechista Jair Bolsonaro en posición de favorito en la primera vuelta tras una belicosa campaña que expuso las tensiones de una democracia convulsionada por múltiples crisis.

Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), tuvo un fuerte crecimiento en las encuestas después de ser apuñalado en un mitin el 6 de septiembre y llegó en los sondeos del sábado al 40% de votos válidos (que excluyen los votos en blanco y los nulos).

Le sacó entre 15 y 16 puntos de ventaja a su más inmediato contendiente, Fernando Haddad, sustituto del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).  Y espera ahora un empuje final para evitar una segunda vuelta, el 28 de octubre.

“Si entre hoy y mañana cada uno de ustedes consigue ganar apenas un voto, liquidamos el asunto en la primera vuelta. Podemos hacerlo. Hay aún muchos indecisos, mucha gente que busca el voto útil”, afirmó el candidato ultraderechista en un video difundido en su cuenta de Facebook.

Los analistas ven posible, aunque poco probable, que eso ocurra. La principal incógnita reside en el número de electores “ocultos” de Bolsonaro entre los que afirman que votarán en blanco (6% a 7%) o se declaran indecisos (4% a 5%).

Las encuestas indican que en una segunda vuelta los dos políticos, que son también los que tienen mayor índice de rechazo, estarían en empate técnico, con tendencia a favor de Bolsonaro (45% a 43% según Ibope y 45% a 41% según Datafolha).

En la última semana, Bolsonaro recibió apoyos de poderosos sectores, como el agronegocio y las iglesias evangélicas.

También de jugadores de fútbol, entre ellos el legendario Ronaldinho Gaúcho, quien publicó una foto en Twitter vistiendo una camiseta con el número 17, de las listas de Bolsonaro.

En su último video en Facebook, Bolsonaro prometió gobernar “inclusive” para los ateos y para los gays.

“Gobernaremos para todos, independientemente de su fe religiosa, incluso para quien es ateo. Gobernaremos para todo el mundo, para los gays incluso, que hay gays que son padres, que son madres”, afirmó.

Uno de los temores es que una victoria de Bolsonaro saque de la esfera virtual la intolerancia contra grupos minoritarios.

Bolsonaro “no tiene un discurso de diálogo, tiene un discurso de guerra”, afirma Ilana Strozenberg, profesora de antropología social en la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ).

Su llegada al poder conllevaría “un riesgo de exacerbación de las diferencias, en la medida en que su discurso expresa prejuicios” de clase e identidades sociales que, en boca de un gobernante, podrían “fortalecerse”, explica.

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