AFP
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Irak vivió la jornada más sangrienta desde el comienzo de las protestas, tres días atrás, alcanzando a 30 muertos en una violencia sin precedentes en los enfrentamientos entre manifestantes y policía.

Comenzando en la capital Bagdad, el movimiento que reclama la dimisión de los políticos “corruptos” y más empleos para los jóvenes se extendió a gran parte del sur del país, a pesar de un toque de queda.

Este jueves, las fuerzas especiales entraron en acción en Bagdad con vehículos blindados para repeler a la muchedumbre, en tanto la policía disparaba con munición real contra los manifestantes, y los heridos eran transportados en tuk-tuks (triciclos motorizados) por sus camaradas, constató un fotógrafo de la AFP.

Alí, un diplomado desempleado de 22 años, advierte: “continuaremos hasta la caída del régimen”. “Quiero trabajar, quiero poder casarme, pero apenas tengo 250 dinares en el bolsillo (menos de 20 céntimos de euro)”, dijo a la AFP. Mientras tanto, “los dirigentes están amasando millones”, en el 12º país más corrupto del mundo según Transpareny International.

Abu Jaafar, un jubilado canoso, observaba los enfrentamientos y afirmaba que se había acercado “en apoyo a los jóvenes”. “¿Por qué los policías disparan a otros iraquíes como ellos? También sufren como nosotros, deberían ayudarnos y protegernos”, destaca.

Algo inédito en Irak, este movimiento nació a través de llamados en redes sociales, que ningún partido político o líder religioso ha reivindicado.

Los tres días de manifestaciones dejaron un saldo de 30 muertos, entre los que figuran dos policías, y más de 1.000 heridos.

Más de la mitad de los muertos se registraron en Nasiriyah (sur), donde siete manifestantes murieron y decenas resultaron heridos solo este jueves.  

La protesta se convirtió este jueves en batalla en Bagdad por las avenidas que conducen hacia la Plaza Tahrir, lugar emblemático para los manifestantes.

 Agence France-Presse

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