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Fuerzas de seguridad mexicanas disolvieron  una caravana de dos mil migrantes, entre centroamericanos, caribeños y africanos, que partió de Tapachula, en el sur de México, y buscaba llegar a la capital del país para exigir apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Se trata del primer movimiento masivo de viajeros indocumentados desde que el gobierno mexicano desplegó en junio un gran operativo de seguridad para contenerlos, a pedido de Estados Unidos, y después de que otras caravanas atravesaron el país en meses anteriores.

Agentes de la Guardia Nacional y la policía federal se apostaron sobre la carretera costera del estado de Chiapas, unos 9 km antes de llegar a la ciudad de Huixtla, para contener el paso de hombres, mujeres y niños procedentes de Honduras, El Salvador, Cuba, Haití y países africanos, dijo Irineo Mújica, de la organización Pueblo Sin Fronteras.

Los agentes rodearon al contingente forzando a los indocumentados a correr a los lados de la carretera e internarse en la maleza, pero fueron perseguidos por los uniformados.

La caravana apenas había caminado unos 20 kilómetros cuando los sorprendió un aguacero, por lo que algunos viajeros, agotados por la caminata y la lluvia, se entregaron y fueron subidos a autobuses para ser trasladados de regreso a Tapachula.

“La caravana fue desmantelada”, afirmó Mújica.

El contingente había salido al amanecer desde el parque central de Tapachula y tras pasar por la capital del país planeaba dirigirse a Tijuana, fronteriza con Estados Unidos.

El activista Luis García Villagrán, uno de los organizadores, y parte del grupo de migrantes dijeron que seguirán buscando dialogar con López Obrador para pedirle soluciones para miles de personas que llevan meses varadas en la frontera sur, debido a la estrategia de seguridad de su gobierno.

AFP.

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