AFP
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La anunciada muerte de Abu Bakr al Bagdadi, jefe del grupo Estado Islámico (EI), es un duro golpe para la organización yihadista, que sin embargo ya demostró su resistencia y se preparó para la eventual desaparición de su líder, opinan expertos.

El resto de los lideres de EI en Siria e Irak –que permanecen ocultos– seguramente podrán superar esta  pérdida y continuar organizando o inspirando ataques en el Oriente Medio y en todo el mundo, agregaron los analistas.

Para Jean Pierre Filiu, profesor del prestigioso instituto Sciences Po de París, la muerte de Bagdadi “representa un golpe terrible para una organización que lo había proclamado ‘Califa’ en 2014”.

“Sin embargo –explicó a la AFP– no es seguro que la  pérdida, aunque sea tan simbólica, afecte fundamentalmente la dirección operativa de Dáesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico), en manos de líderes aguerridos y experimentados”.

“En este sentido, esta desaparición podría tener un impacto menor que el que tuvo en Al Qaida la eliminación de Osama Bin Laden”, añadió.

La estructura de comando de EI, en su mayoría secreta, está compuesta en gran parte por antiguos oficiales del ejército iraquí o del servicio secreto de la época de Sadam Husein, con quien Abu Bakr al Bagdadi se reunió en 2003 cuando el depuesto dictador estaba encarcelado.

Bagdadí, que era entonces el líder de un pequeño grupúsculo de mínima monta, supo anudar los contactos que le permitieron años más tarde, establecerse como líder de los insurgentes sunitas, primero bajo los auspicios de Al Qaida, de la que luego se distanció para fundar EI.

En Bagdad, el investigador Hicham al Hashemi, uno de los mejores especialistas de los movimientos yihadistas en la región, cree que “lo más probable es que la muerte de Al Bagdadi genere una pausa en los ataques, como fue el caso después del asesinato (en 2010) de Abu Omar al Bagdadi”, el ex jefe de Al Qaida en Irak.

En aquella época –recuerda Al Hashemi– Al Qaida necesitó cuatro meses para relanzar sus operaciones”.

Con la muerte de Al Bagdadi, nacido en una familia pobre de Samarra (al norte de Bagdad) “creo que el califato se le escapará a los iraquíes, y podría recaer en un tunecino o alguien de la Península Arábiga”, agregó el experto.

– “Morir como mártir” –

En una serie de tuits publicados este domingo, Rita Katz, directora de SITE Intelligence Group, un grupo estadounidense especializado en la vigilancia de los movimientos yihadistas, también cree que “si se confirma, la muerte de Al Bagdadi sería un golpe terrible para EI y su red”.

“Sin embargo, la historia nos ha enseñado (a través de la muerte de Al Zarqawi y otros líderes) que el movimiento es operacionalmente resistente y capitalizará la muerte de Al Bagadi para reclutar y llamar a nuevos ataques”, advirtió.

“Será interesante ver cómo EI reacciona ante la muerte, y cuándo”, continuó Katz.

La investigadora de SITE insiste en que EI “nunca nombró un sucesor potencial ni identificó, por razones de seguridad, a sus principales líderes, excepto al portavoz Abu Hasan Muhajir, cuya verdadera identidad de todos modos es desconocida”.

“Los sitios vinculados a EI afirmaban este domingo que, incluso si las noticias fuesen ciertas, la Yihad continuará, y que Al Bagdadi habría alcanzado en ese caso el objetivo final de la la misma: el martirio”, precisó Katz.

Al Bagdadi, nacido en 1971, había intentado estudiar abogacía y la carrera militar antes de dedicarse a la teología. En su vida, marcada por la clandestinidad, una aparición pública entró en la historia, cuando en julio de 2014 dio el discurso en el que proclamó el “Califato” y llamó a todos los musulmanes a jurarle obediencia.

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