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Incertidumbre ha generado la suspensión de la fase clínica de la vacuna de Oxford contra el COVID-19 junto al laboratorio AstraZeneca, luego de que un paciente presentara un posible síntoma adverso llamado mielitis transversa, un trastorno neurológico afectar la transmisión de los impulsos nerviosos y tener secuelas.

Sin embargo son miles los voluntarios que ya se inyectaron la vacuna. Uno de ellos, Joan Pons, enfermero del Hospital General de Scheffield y voluntario de la vacuna de Oxford, quien habló con “El Rompecabezas” de Agricultura.

Pons es español y se fue a Inglaterra hace 20 años para cumplir su sueño de ser enfermero. Y desde esa época está trabajando en la sanidad pública de Inglaterra.

“Trabajo como parte de un equipo directivo de enfermería en el hospital de Scheffield y a principios de esta pandemia hicimos una reunión en marzo y creímos que teníamos que hacer una reestructuración. Parte de la resstructuración del hospital fue triplicar el número de ventiladores en la Unidad de Terapia Intensiva y yo dejé mi despacho, me puse nuevamente el uniforme y he estado trabajando en esta UTI al frente, luchando para salvar vidas con mis compañeros“, contó el enfermero.

“He vivido el horror, la frustración y la ansiedad del Covid”, agregó Pons.

Consultado de cómo fue su motivación para llegar a ser voluntario de la vacuna que podría acabar con el coronavirus, Pons dijo que “hace unos meses me dieron la oportunidad de ser voluntario para la vacuna de Oxford y no lo dudé. Porque mi odio a este virus y mi amor a la vida pudieron mucho más que yo a lo que a mí me pudiera pasar”.

“El 5 de junio me inyectaron la vacuna y he empezado este camino como voluntario“, aseguró, quien se toma la temperatura todos los días para saber si le sube a más de 37,8°.

“Si tengo algún síntoma o cualquier cambio en mi salud, tengo un teléfono de contacto para llamar a cualquier hora del día para deciros lo que me está pasando”, dijo. “También una vez a la semana me hago el hisopado para saber si he estado en contacto con el virus. Una vez al mes me hacen un chequeo físico y un análisis de sangre, para saber cómo me está funcionando el cuerpo y cuántos anticuerpos y células ha producido mi sistema inmunitario”, añadió.

Pons dijo que hasta ahora lleva 12 hisopados, 12 negativos, “no he tenido ningún efecto secundario y de momento las analíticas han ido muy bien”.

“Falta saber si el número de anticuerpos que hemos producido son los necesarios para combatir el virus. Por eso me hacen chequeos cada vez”, aseveró.

Respecto a lo sucedido ultimamente, dijo que “el estudio no se ha suspendido completamente, lo que se ha pausado es la entrega de la vacuna”.

“Se debe saber si esa inflamación tiene que ver con la vacuna, pero es parte de cualquier experimento. La vacuna no nos inmuniza de otras enfermedades, no somos superhombres inmortales ahora“, dijo.

 

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