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Las autoridades sanitarias de Alemania han notificado este domingo algo más de 42.000 casos de COVID-19, un balance diario ligeramente inferior al del mismo día de la semana pasada –unos 2.400 menos– pero que mantiene al país en una tasa de incidencia a siete días cercana a los 440 positivos por 100.000 habitantes.

El Instituto Robert Koch (RKI), que vigila la evolución de la pandemia en Alemania, ha informado de 42.055 nuevos casos, lo que eleva el total provisional hasta los 6.158.125. Al menos 103.040 enfermos han fallecido, 94 más que el sábado, según el balance oficial.

El Gobierno alemán ha endurecido esta semana las restricciones para combatir la pandemia, a raíz de la aparición de una nueva variante, la ómicron. Las autoridades centrales y regionales han pactado limitar el acceso a un gran número de espacios a las personas que no estén vacunadas –menos del 70 por ciento de la población tiene la pauta completa–.

El socialdemócrata Olaf Scholz, que previsiblemente se convertirá en el nuevo canciller la próxima semana, defendió en un acto con su partido las nuevas restricciones, entre otras razones porque “no hay suficientes vacunados” por ahora, según la agencia de noticias DPA.

La canciller saliente, Angela Merkel, también apeló a la vacunación en su último mensaje semanal. “Estamos en medio de esta cuarta ola y en una situación muy grave, en algunas partes del país podría considerarse dramática”, ha advertido la dirigente socialdemócrata, haciendo alusión a creciente presión hospitalaria y a la cifra de fallecidos, que sigue siendo “terriblemente alta”.

 

Agencia Uno. 

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