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El viernes, de manera exclusiva, Juan Manuel Astorga entrevistó a Rafael Garay desde el Anexo Capitán Yaber, donde se encuentra recluido desde hace 15 meses.

En la entrevista Garay habló de todos los temas, abordando, entre otros aspectos, el delito que asume haber cometido. “Para sacarle el eufemismo a la duda, yo considero que fue una estafa. Es estafa, estoy imputado por estafa, declaré, colaboré, por lo tanto he reconocido los ilícitos (…) Aquí el único responsable soy yo, el que malgastó la plata fui yo, que no cumplió ante los clientes fui yo, y el que está querellado por 29 personas fui yo. No hay otra persona involucrada”.

Según él, el monto que adeuda es de 1.240 millones de pesos, dinero que malgastó en tres años en unos 500 millones en consumo, 900 millones en compra de vehículos y más de 500 millones en viajes, alcohol y gustos.

A la hora de explicar cómo funcionaba su modelo de inversión, Garay dice que era un modelo eficiente, que ofrecía un 18% de rentabilidad al año. “Pero en la última etapa sencillamente no invertí. No es que los haya invertido mal, sino que malgasté ese dinero. (…) No partió siendo un sistema piramidal. Yo traté de girar el negocio, contacté a abogados especialistas en inversiones el año 2016, traté de convertirme en un negocio regulado y revertir las pérdidas. Lo que pasa es que fue imposible porque emocionalmente y por mi alto consumo de alcohol sencillamente no pude aguantar más”, reconoce.

Sobre su alcoholismo, afirmó que tomaba un litro de vodka al día al menos. “Yo todos los días lunes me abastecía por una semana y compraba una caja de 9 botellas de un litro. Tomaba todo el día (…) Los primeros meses en la cárcel en Rumania viví el proceso de abstinencia. Temblor de manos, vómitos, colitis, dolores de cabeza, pesadillas, cabezazos contra los muros”.

Y con el alcoholismo también había desarrollado instintos suicidas, lo que lo llevó a inventar que tenía cáncer.

“La enfermedad -fue una estupidez- la inventé solamente para cubrir mi intento de suicidio. Afortunadamente el intento fue fallido. Si hubiese funcionado la insulina que me inyecté esta conversación no tendría ningún sentido porque no existiría. Y yo mantuve la intención de suicidarme todo el tiempo, tuve otros planes incluso, la PDI encontró cuerdas en mi departamento y embudos para matarme con el gas del auto. Era un intento de suicidio serio”, afirma.

Sin embargo luego partió a Rumania dejando a su pareja embarazada acá. “Traté de hacer lo mejor posible lo que tenía que hacer: terminé mi relación de pareja en Chile, acompañé a los exámenes y ecografías que corresponden a una paternidad responsable sin ser pareja, y me fui de Chile para tratar de llevarme este infierno que estaba viviendo conmigo y tratar de matarme en otro lado”.

Afirma que en su viaje “no hubo planificación, el pasaje fue comprado con muy poca antelación, no me llevé dinero para sustentarme en Europa (…) Si yo quisiera evitar ser extraditado habría apelado. Lo que yo hice fue que tenía un acuerdo con el cónsul chileno en Rumania, Rodrigo Guzmán, de volverme voluntariamente. Pero cuando vi los programas de TV de Chile y todo lo que se decía me di cuenta que nunca iba a tener un proceso justo. Entonces lo que hice fue esperar la certeza jurídica del proceso de extradición y no apelar ninguna instancia”.

Lo que sí dice que es verdad fue su comentado viaje a Japón. “Yo fui a buscar a dos amigos que se habían perdido en Fukushima, se hizo un remate de arte y luego viajé a ayudarlos”, afirma.

Consultado por Astorga si se considera parecido a Alberto Chang, lo niega. “No me parezco en nada. Alberto Chang creó una empresa que nunca prestó ningún servicio, planeó sacar los dineros del país construyendo un patrimonio fuera del país para poder defenderse en un proceso de extradición. Yo malgasté el dinero, pero nunca tuve el ánimo de crear una estructura para llevarme ese dinero del país, lo de haber estado fuera de Chile fue simplemente una mala casualidad, nunca construí patrimonio fuera del país, nunca transferí a otras cuentas y la empresa era real, prestó servicios y tiene cientos de millones de facturación para respaldar lo que digo”.

Sobre sus víctimas, Garay dice que ha hecho esfuerzos por reparar el daño. Le afecta especialmente el caso de Iván Núñez. “Lo que yo le hice a Iván es mucho peor que un daño patrimonial. Éramos realmente amigos y por lo tanto yo podría trabajar y reintegrarle su dinero, que tengo un plan para hacerlo, pero la amistad real que destruí no tiene reparación posible. Lo que traté es ir devolviendo el dinero a quien yo consideraba que tenía un orden de prioridad superior en relación a su patrimonio”.

Actualmente, afirma, agradece lo ocurrido con él. “Esto es lo mejor que me ha podido pasar porque me ha permitido sanarme, tener ayuda especializada, tener abstinencia, armar un núcleo familiar que nunca tuve. Por lo tanto voy a asumir mi condena con la misma tranquilidad y mi ánimo reparatorio posterior. Voy a devolverle el dinero a las víctimas pase lo que pase con la condena”.

“Quiero pedirle perdón a los que afecté. Además por mentir de manera asquerosa. Pero siento que no es suficiente hacerlo frente a una cámara, yo necesito sentarme con cada uno de ellos para mirarlos a los ojos y explicarles una cosa que no se ha dicho, que es mi estrategia para restaurar esos fondos, porque tengo una estrategia (…) Sé que no tienen ningún elemento para confiar en mí, porque yo mentí públicamente, pero yo sé lo que siento, sé lo que es ser alcohólico, sé lo que he sufrido y lo que he hecho sufrir. Si la gente cree o no la única forma de mostrarlo es con consecuencia. En el minuto en que ponga un pie fuera de esta cárcel demostraré que mi único foco es mi núcleo familiar y reparar depósito a depósito a todos los que defraudé”.

Sobre su rutina en la cárcel dice que actualmente trabaja en la limpieza del recinto, y que en sus tiempos libres está escribiendo un libro. “Primero para explicarme a mí mismo el desastre porque ni yo lo entendía, segundo porque soy papá y tengo el deber de explicarle a mi hijo lo que hice y enseñarle que cuando uno mete las patas paga, y si puede arreglar, arregla. Tercero porque es una forma de pedir perdón a las personas a las que afecté no sólo en lo patrimonial, sino a nivel de relaciones personales. Y cuarto para el adicto, ese tipo que está en la casa y siente que no tiene salida. Que como yo se ve con una botella en la mano y siente que está hundido”.

Pese a eso, reconoce que si se le ofreciera vender los derechos de ese libro para adaptarse al cine o TV aceptaría. “No empecé a escribir con ese objetivo, y si existiera esa oportunidad una buena parte de ese dinero iría a los querellantes”, dice.

Finalmente, consultado acerca de lo que hará después, el economista reconoce que tiene un abanico de opciones de trabajo con gente que lo conoció antes de esto. “Pero nunca más en la vida voy a volver a manejar plata de terceros”, dice.

El ex experto financiero y ex rostro televisivo se encuentra en el recinto penitenciario desde marzo del año pasado y enfrenta una solicitud de ocho años de prisión efectiva tras ser investigado por una estafa piramidal sobre 37 clientes por más de 1.800 millones de pesos.

La entrevista fue realizada por el equipo de Radio Infinita y se emitió en la edición central de “Ahora Noticias”.

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