Comparte

Poniendo énfasis en la erradicación de los “intolerables” abusos en la Iglesia, monseñor Celestino Aós O.F.M. CAP. celebró la misa de Inicio de su Administración Apostólica en la Arquidiócesis de Santiago, ante una Catedral Metropolitana repleta.

En ese contexto y en el marco de su homilía, anunció “reformas profundas” y dijo tener la valentía de llamar las cosas por su nombre y de pedir perdón a quienes han sido dañados.

En parte de su homilía, también agradeció a “Ricardo Ezzati, agradezco a todos los pastores, obispos, sacerdotes y diáconos de esta Iglesia particular de Santiago que como Moisés supieron de horas de luz y de horas de cruz. Dios, sólo Dios, conoce toda su generosidad y dedicación”.

“En particular le pido a usted y les pido también a todos ustedes, queridas hermanas y hermanos, que recen por mí para que yo pueda ir conociendo a esta Iglesia, la vaya amando con sus virtudes y cualidades y con sus deficiencias y pecados y para que pueda servirla caminando con todos buscando y discerniendo la voluntad de Dios. Agradezco al Santo Padre, Papa Francisco, que en estos momentos y circunstancias, conociendo mi pequeñez y limitaciones, ha considerado que debía sumar mi colaboración a su tarea por el bien de esta Iglesia de Santiago y de Chile”, agregó.

En este sentido y hablando de las tareas de la iglesia, sostuvo que “de un modo especial, atenderemos y serviremos a los que sufren el atropello a su dignidad de persona, resultado de los abusos y delitos absolutamente injustificables y absolutamente intolerables por parte de clérigos. No bastan retoques de maquillaje, necesitamos reformas y cambios profundos, cambios que parten del corazón de cada uno de nosotros que tiene que buscar la verdad y la justicia para ser cada día más misericordioso. Los cuidados y el respeto que nos damos los unos a otros harán que podamos florecer y dar frutos. El maltrato y el abuso siempre lesionan, disminuyen la vitalidad e impiden que las personas florezcan y den frutos tal como Jesús quiere”.

“Para avanzar pedimos a Dios que nos dé la valentía de llamar a las cosas por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que él nos está diciendo. Que nos conceda la sabiduría para no tomar a los que se nos oponen como enemigos, sino a aceptar con serenidad las críticas y contradicciones”, añadió.

Últimas Noticias