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Imágenes de torturas y abuso laboral se vieron luego que se diera a conocer una serie de vulneraciones a los trabajadores de la fábrica “Don Hugo”, ubicada en el barrio industrial de Santiago y a pocos minutos del centro de Santiago.

“Era sometimiento forzado. Me inmovilizaba y aprovechaba de hacer tocaciones. Yo creo que era su juguete. Tenía que tolerar todo esto contra mi voluntad. Yo no sabía lo que iba a hacer, nunca sabía lo que se venía. Yo sólo quería que terminara y fue tanto el dolor que no pude contenerme y me oriné”, es parte del crudo testimonio de una de las víctimas de estos abusos.

“El dueño agarraba el trasero, a otros les agarraba el genital, etc”, cuenta uno de estos ex trabajadores. “Por otra parte, te compensaba súper bien. Los premios que te daban eran súper grandes, te hacían olvidar todo, digamos”, por eso, se habrían  mantenido tanto tiempo trabajando bajo estas circunstancias, explicó a 24 horas.

José recuerda que “todo comenzó con un tema de artes marciales, hacía llaves, me inmovilizaba y aprovechaba de hacer tocaciones (…) Después comenzaron los acosos y posteriormente ya era dejarme en vergüenza frente a mis compañeros de trabajo”.

Una de las situaciones más humillantes ocurrió en una fecha especial para José: “Mi cumpleaños cayó un día sábado y me llaman que fuera al segundo piso. Ah yo dije, una sorpresa. Entré, él estaba detrás de la puerta. La cerró y se me tiró encima, mientras que entre todos, por orden de él, me sacaron la ropa. Y me hizo correr, pegándome con un cinturón, con la hebilla. Fue tanto el dolor en mi espalda, que ahí fue cuando me oriné, me agaché y recibí el latigazo y ahí me oriné de puro dolor”, relató el hombre que era la principal víctima del dueño de la empresa.

La historia de José estaba marcada por su infancia, su padre lo golpeaba desde pequeño y su madre lo abandonó a los cinco años, por lo cual, su historia lo hizo resignarse a estos nuevos maltratos.

Con pistola en mano, Hugo Larrosa se jactaba de haber pertenecido a la Policía Federal de Argentina. Sobre él pesan denuncias por torturas, golpes, amenazas, jornadas de hasta 16 horas, trabajadores encerrados con llaves hasta la madrugada y abusos contra hombres y mujeres. Según los afectados, los antecedentes están a disposición del Ministerio Público hace dos años.

Un ex ejecutivo de la empresa se autodenunció en tribunales, consciente de su complicidad: “Me siento, aparte de avergonzado, un estúpido, un imbécil de no haberme dado cuenta del daño que pasaba con toda esta gente”.

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