Esta mañana un grupo de organizaciones de migrantes y de derechos humanos se reunieron afuera de la embajada de Colombia en Chile para manifestarse en contra del abuso policial registrado en las últimas jornadas de protestas en Colombia.
A la convocatoria llegaron representantes de la Coordinadora Nacional de Migrantes, del movimiento Migrantes Raíces de Resistencia, integrado por migrantes colombianos, y estuvieron acompañados por el senador Alejandro Navarro en su calidad de líder del Foro Latinoamericano de Derechos Humanos (FOLADH).
Para Navarro, “van 13 muertes en menos de 48 horas y la brutalidad policiaca tiene que ser condenada, al igual que lo hemos exigido para la condena a la brutalidad de Carabineros de Chile en las protestas ciudadanas. No puede haber silencio, el silencio es cómplice. Yo espero que el presidente Sebastián Piñera haga la denuncia necesaria, tal como lo hace con otros países de Latinoamérica”.
El parlamentario del PRO comentó que “vamos a dedicar la primera media hora de la sesión extraordinaria de la comisión de derechos humanos del Senado de este martes, para una presentación y análisis de lo que está pasando en Colombia. Los derechos humanos son universales y cuando hay muertes brutales a manos de las policías y hay impunidad, es un derecho y un deber denunciarlo”.
En la misma línea, Héctor Pujols, de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, indicó que “Chile es uno de los países garantes del Acuerdo de Paz firmado en 2016 y, sin embargo, lo que hemos visto ha sido el olvido total de parte de Chile. Por eso emplazamos al Canciller Allamand a que se pronuncie respecto a lo que ha ocurrido en Colombia en los últimos años”.
En tanto para Miguel Samacá, del movimiento Migrantes Raíces de Resistencia, sostuvo que “la jornada del 9 de septiembre, fue simplemente para demostrar la indagación del pueblo colombiano luego de años de abuso de poder policial que le costó la vida al taxista y abogado, Javier Ordoñez. Sin embargo, no es la única masacre, porque en esa jornada 10 personas fueron asesinadas a manos de la policía en Bogotá, y en Cali”.