Ivan Cifuentes
Ivan Cifuentes
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Un significativo aumento del 36,19% experimentaron las quiebras de empresas en agosto de 2021, alcanzando así el indicador más alto en lo que va corrido de este año, según informó la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento.

 

El regulador informó que agosto registró 143 quiebras, (llamadas actualmente liquidaciones) en total, llegando a las 634 este 2021. Por lejos las pequeñas empresas son las que más bancarrotas acumulan en este 2021 con 182, el 28,7% del total acumulado. Las microempresas ya llevan acumuladas 92 quiebras, mientras que las medianas registran 43, al tiempo que las grandes empresas en estado de insolvencia suman 40. Asimismo, 223 empresas que carecen información respecto de su tamaño también se declararon en quiebra en lo que va de 2021, al igual que 54 de aquellas que no registraban ventas.

 

Estos números nos recuerdan la necesidad de contar con servicios especializados de asesoría financiera, contables y legales y la atención personalizada de asesores que conozcan ya no sólo las características del negocio y del mercado donde éste compite, sino también aspectos personales y familiares del empresario, información que también resulta clave para el éxito de un emprendimiento y que ha de ser cautelada con el máximo rigor ético y profesional.

 

Iván Cifuentes, de Cifneg Consultores, destacó la contratación de expertos con trayectoria probada y reconocida, pues son aquellos que están en condiciones de aportar ideas que potencien el emprendimiento o, en su defecto, de prevenir cuadros de insolvencia a través de recomendaciones basadas en diagnósticos que consideran variables como el estado de la industria, contexto económico y político, proyecciones, entre otros. Una correcta asesoría contable, además de llevar números controlados, sustenta decisiones y da fortaleza a aquellos emprendedores que se ven enfrentados a un proceso de liquidación, pues una contabilidad fidedigna hará prueba fuerte en este tipo de procesos.

 

Asimismo, los asesores financieros también pueden ayudar a reorganizar o liquidar las empresas que ya se encuentran en problemas, de manera de lograr, por una parte, la salvación del emprendimiento, o bien de someterlo a un proceso de liquidación de activos que sea lo más conveniente posible.

 

“No es fácil vivir el proceso de liquidación”, señaló Iván Cifuentes, quien agregó que “además del perjuicio económico, la pérdida de patrimonio trae de la mano importantes perjuicios sociales, ya que afecta directamente la fuente laboral de trabajadores y los flujos de proveedores, entre otros, generando un efecto tipo dominó, pues expone a que estos últimos también queden expuestos a un proceso de liquidación”.

 

Cuando la liquidación es una necesidad

Hay momentos en que el barco encalla en deudas y plazos, y ya no hay forma de responder a los otros agentes que son claves para la operación de un negocio, como son los proveedores y los trabajadores que se desempeñan directamente en él. Cuando ya no es posible hacer frente a los compromisos, lo más recomendable es acogerse rápidamente a la Ley de Reorganización y Liquidación Nº20.720 a efectos de liquidar deudas y bienes y, en definitiva, responder con prontitud a los acreedores.

 

Según Iván Cifuentes, mientras más rápida sea la reacción del empresario, mayores posibilidades tendrá de contener la deuda y de poner de pie nuevamente a su empresa. “El primer paso entre otros, es el proceso de Liquidación Voluntaria de Activos, que permite pagar de acuerdo a como la ley indica, en la proporción a las deudas equivalentes, hasta donde el producto de la venta de bienes lo permita”, agregó Cifuentes, quien explicó que los primeros acreedores en la fila deben ser los trabajadores, siempre los más vulnerables en este complejo escenario.

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