Felipe Berríos
Agencia Uno
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El sacerdote jesuita, Felipe Berríos, se refirió a la denuncia presentada en su contra ante el Arzobispado de Santiago, por “hechos de connotación sexual” que habrían ocurrido hace más de 18 años.

Al respecto, señaló que “la denuncia fue presentada solo ante la Iglesia y no ante el Ministerio Público, lo que significa que estoy sometido a un proceso canónico que, por regla, se debe mantener en estricto secreto”.

“Esto significa que una sola persona elaborará un informe, documento que luego irá al Vaticano, donde una comisión analizará el caso y adoptará una decisión, cuyos antecedentes no se divulgarán”, planteó.

En este sentido, enfatizó que “hoy la opinión pública no sabe de qué se me acusa y tampoco puede hacerse un juicio respecto a la verosimilitud de la denuncia ni a las decisiones que por esta vía se adoptarán”.

Berríos precisó que “no me parece que los sacerdotes debamos tener una justicia especial. Esto es visto, con justa razón, como un privilegio por el resto de los chilenos”, aclarando que “no digo que el proceso canónico sea malo, sino que es insuficiente y desconocido para el común de la gente”.

Por lo mismo, aseguró que “quiero que se me investigue al igual que cualquier ciudadano de este país y para ello, y en vista de que la denunciante no ha recurrido a la Justicia, hoy ingresé un escrito ante el Ministerio Público solicitando que se inicie una investigación sobre los hechos descritos en la denuncia, así como también respecto de lo publicado en algunos medios de comunicación, que indican que habría otras denuncias, las que a la fecha desconozco y no me han sido informadas”.

Finalmente, declaró que “los hechos que se imputan en la única denuncia que conozco no son ciertos y aspiro a que se conozca públicamente la verdad”.

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