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El proyecto del gobierno pretendía hacerse cargo de una deuda pendiente hacia un trato equitativo hombre-mujer. Y es que la actual ley de sala cuna al ser focalizada hacia las madres impone un mayor costo en la contratación de mujeres para el empleador, generando una fuerte discriminación laboral , sobre todo en empleos de menor calificación, y por ende, a las mamás más vulnerables.

Nosotras permanentemente tenemos casos de mujeres que van a una entrevista de trabajo y, aunque existe una protección legal donde explícitamente se prohíbe la discriminación hacia mujeres en razón de la maternidad, se sigue preguntando si tienen hijos o no, porque si tiene hijos menores de 2 años no las contratan, incluso tenemos casos donde empleadores siguen haciendo test de embarazos en los procesos de selección. Es  una urgencia compartir la responsabilidad sala cuna entre hombres y mujeres, y que la aplicación de las leyes antidiscriminación sean realmente efectivas.

Este avance que se propuso a partir del modelo actual de derecho laboral a sala cuna, intentando corregir el mayor costo de contratación de mujeres remplazándolo por un modelo de financiamiento solidario, lamentablemente no ha tenido buena acogida por ciertos grupos. Aquí hace falta escuchar más a las madres y trabajadoras antes que nadie, porque está ley tiene el foco en ellas.

Si bien, hace falta avanzar en cobertura y ampliar el derecho a quien lo necesite, no debiera impedir dar estos avances. Un grupo prioritario son las madres estudiantes y mujeres que están en proceso de insertase laboralmente, sin embargo algo que se habla poco es lo poco digno que es el trato a las mujeres y familias cuando necesitan un cupo, cayendo incluso en maltrato institucional en algunos lugares, donde madres son “tramitadas” por el personal, poniéndoles exigencias indignas para poder acceder a un cupo. A veces ni siquiera les abren la puerta y las hacen tener que ir varias veces. Esa diferencia de trato entre los jardines del estado y privados es inexcusable, ya que incluso el aporte estatal por niño o niña  puede ser igual o más alto que la mensualidad de un jardín privado. Es por eso que dar la opción de elegir es muy valorada por las madres.

Es importante destacar que el que asegure el derecho a sala cuna no implica que en la práctica eso sea real, porque vemos como en muchas comunas los cupos son inferiores a la demanda, lo que provoca que muchas mamás, frecuentemente las más vulnerables, no puedan acceder.

Por otra parte no puede ser obligatoria la educación inicial. La sala cuna es una necesidad concreta para mujeres que están trabajando o necesitan insertarse laboralmente, pero sería un opción igual de legitima  trabajar en programas de acompañamiento, crianza y estimulación domiciliaria, y extender el postnatal opcionalmente a un año, como en otros países.

Rosario Vidal
Presidenta Movimiento de Mujeres Reivindica 

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