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Es conocido que el proceso de búsqueda y postulación a colegios es complicado e incluso puede llegar a ser frustrante tanto para los padres como para los niños, sobre todos cuando estos últimos tienen algún problema en su desarrollo.

Es el caso de Mariana Jahnke y su hijo de 5 años, quien vive con una condición de este tipo y que ha tenido problemas para integrarse en el sistema educacional.

Por esto mismo, la madre decidió escribir sus descargos en Facebook contando su experiencia buscando un colegio “normal” para su hijo, cuestionando los sistemas de selección y a los docentes chilenos.

“Mi hijo rarito busca colegio, pero encontrar un espacio que lo acoja no es fácil. Los equipos docentes no se sienten preparados para tener “raritos” en su sala. Los raritos hacen más difícil el manejo del grupo, interrumpen, se paran de su silla a cada rato, distraen a sus compañeros o sin que los profesores se den cuenta, se fugan de la sala y hay que salir a buscarlos”, comenta Mariana.

La madre tambien habla de la “posibilidad” de inscribirlo en un colegio especial:  “Hay colegios especiales, con profesionales preparados, educadores diferenciales que con su inmenso corazón y vocación dedican su vida a los raritos, pero no todos los niños raritos necesitan un “colegio especial”. Son muchos los niños que están en un limbo, que no son ni chicha ni limoná… como el mío.

Ella también aclara qué es lo que ella ve en un colegio: Cuando buscamos colegio, nos referimos a un lugar que le permita a nuestro hijo poder socializar, conocerse, descubrir sus intereses, tener amigos y aprender cosas nuevas en un espacio protegido y amoroso. Un lugar donde sea uno más del grupo, aunque a ojos de los docentes no se comporte igual que el resto. Es que es rarito”.

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Para finalizar, se dirige a los docentes y directivos:“nosotros estamos en otro lugar, en otra búsqueda. Porque no todos los niños van a la universidad ni estudian carreras tradicionales. Y no estoy diciendo que mi hijo no logre hacer ese camino, simplemente digo que debemos cambiar el foco y respetar todas las búsquedas. Insisto, no seré yo la que le ponga un techo a mi hijo.

Queridos docentes y directivos, que mi hijo esté en su colegio es una oportunidad para ustedes, porque todos aprenderán de él y los hará mejores personas y mejores profesionales. Posiblemente terminarán la jornada un poco más cansados, pero compartir con gente diferente enriquece la mente y el espíritu. Porque es la única forma de que todos podamos vivir en sociedad y ser respetados. Cada niño es un mundo único con un ritmo propio y si entendiéramos realmente lo que significa el respeto a la individualidad, no estaríamos hablando de esto”.

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