Cedida | Vital Comunicaciones
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La Federación Mundial de Neurología (WFN) implementó el Día Mundial del Cerebro con el fin de visibilizar, además de su potencial, los riesgos y las enfermedades que lo podrían afectar.

Sin embargo, existe mucho desconocimiento sobre la labor y complejidad de este órgano, siendo para muchos un misterio sobre qué ocurre cuando se duerme por las noches.

Durante el sueño el cerebro pasa por distintas etapas conocidas como fases del sueño, como el No REM y el REM.

“Durante el descanso, el cerebro atraviesa estos ciclos varias veces cada noche, y se reinicia el proceso cada 80 a 100 minutos, lo que produce la reparación del cerebro y de las sinapsis, permitiendo así la restitución de los neurotransmisores que posibilitan la interacción con el entorno, y también la eliminación de sustancias tóxicas y desechos”, explicó Bárbara del Castillo, neuróloga de Clínica Somno.

¿Qué sucede en cada etapa del sueño?

Sueño No REM:

Fase I: es la fase de somnolencia o adormecimiento. Hay tono muscular y los movimientos oculares están ausentes o si existen son muy lentos. Al comienzo del sueño, suele ser muy inestable y se interrumpe por frecuentes movimientos. Su duración es variable, aunque generalmente inferior a 10 minutos.

  • Fase II: es la fase de sueño ligero que tiene una duración de entre 10 a 20 minutos, donde la actividad eléctrica cerebral se enlentece aún más. La relajación es progresiva, las funciones corporales continúan haciéndose más lentas y la persona puede seguir despertando con relativa facilidad.
  • Fase III: con una duración aproximada de 15 a 30 minutos, corresponde a la transición hacia el sueño profundo.
  • Fase IV: es la fase de sueño profundo, donde existe un marcado enlentecimiento de la actividad cerebral. El tono muscular puede mantenerse o estar disminuido y es bastante difícil despertar.

Sueño REM:

Fase V: es donde mayormente ocurren los sueños y se consolida la memoria y el aprendizaje. Se produce la atonía o desaparición del tono muscular, con excepción de los músculos oculares y en el diafragma, lo que permite mantener la respiración. Se caracteriza por el movimiento rápido de los ojos, frecuencias cardíacas y respiratorias fluctuantes.

Así, desde el centro especialista en Medicina del Sueño recalcan la necesidad de dormir más de siete horas para obtener un descanso reponedor, junto con evitar las siestas de más de media hora por el riesgo de caer en fases más profundas.

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