Comparte

Los granizos de primavera y los calores del verano afectaron el volumen, aunque en el caso de los kiwis solo golpeó a ciertas zonas. A nivel de mercados habría menor volumen.

Manzanas y kiwis, que ya iniciaron su temporada, están viviendo las consecuencias de los vaivenes del clima: granizadas en primavera que al golpear disminuyeron el conteo de flores -y con ello la cantidad de fruta- y las altas temperaturas del verano que afectaron el calibre, dejando fruta más pequeña que la proyectada inicialmente. De todas formas no todo sería negativo, ya que a nivel de mercados, habría una buena demanda y la presencia de fruta de otros países sería acotada, lo que hace prever que habría buenas ventas.

Mauricio Frías, consultor experto en manzanas, explica que en verano “el golpe de sol fue tremendo, por el número de días y por el impacto y grados de temperatura”.

A ello se agrega que en las zonas productivas “desde finales de enero hasta ahora, tuvimos menos agua y recién estamos recuperándonos”, recalca Frías.

El resultado es que la cosecha de esta temporada en manzanas sería más baja que las 773 mil toneladas de la campaña anterior, en especial por la pérdida de flores, lo que “automáticamente significa 10% menos en la cosecha”, dice Frías, quien agrega que se verá perjudicado también el calibre de la fruta.

La buena noticia para las pomáceas ha sido que no se ha perdido color, otro requisito importante para los consumidores. “Incluso hemos tenido mejores condiciones de color que en otros años”, comenta.

Francisco Prat, uno de los principales productores de manzanas del país, advierte que hay que estar atentos a lo que ocurra en el exterior. “Hay que ver si la fruta chilena tiene capacidad de guarda para aprovechar la ventana de forma completa o si por problemas de condición, por el calor en febrero, va a tener que apurarse en salir y va a desaprovechar la última parte de la temporada”.

En esta temporada EE.UU. tuvo una baja en la cosecha de entre 12% y 15% respecto del año pasado, y la de China también presenta bajas.

Europa, en tanto, cuya producción había caído en la temporada anterior en cerca de 30%, se habría recuperado, pero está con una capacidad de guarda reducida, por lo que tendría menos fruta en el mercado.

En cuanto a precios, Frías cree que las expectativas son buenas. “Sabemos que el hemisferio norte tuvo una pequeña rebaja en su cosecha del año pasado, pero la verdad no espero ningún impacto”.

Kiwi, menos perjudicado

Si bien el granizo de noviembre también golpeó al kiwi, fue en sectores específicos, por lo que el efecto fue intenso, pero muy localizado.

Carlos Cruzat, presidente Comité del Kiwi, aclara que “los huertos afectados, principalmente en el sector de la carretera a la cordillera en la Región de O’Higgins, quedaron prácticamente sin fruta. Por lo tanto, lo que se logre cosechar en esta zona será seleccionado adecuadamente”.

En cuanto a volúmenes, Cruzat cree que la producción de este año será 5% menor respecto del año pasado, que fue cercano a las 184 mil toneladas. “Esperamos estar cerca de las 175 mil toneladas, de las cuales 6 mil toneladas sería de kiwis amarillos y el resto de kiwis verdes”, informa.

Este año, en tanto, la calidad sería mejor que en 2018, ya que la fruta estaría con calibres levemente superiores, con mejor materia seca, y probablemente mejores sólidos solubles también.

“En general, cuando los veranos son cálidos, la materia seca tiene un muy buen nivel, que es lo que ocurrió este año”, explica Cruzat.

A nivel global, los mercados estarían estables. “Europa juega un papel importante para complementar la oferta en plena estación del kiwi local, con casi el 50% del abastecimiento. El resto del año llega fruta de Nueva Zelandia y de Chile, ambos con volúmenes muy parecidos de participación en el mercado estadounidense”, explica Carlos Cruzat.

Fuente: Revista del Campo

Últimas Noticias