HANS SCOTT / AGENCIAUNO
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Los australianos han aplaudido este martes la dimisión del arzobispo Philip Wilson, tras dos meses negándose a hacerlo después de convertirse en el clérigo católico de mayor rango en el mundo declarado culpable de encubrir abusos sexuales.

El pasado 3 de julio, Wilson, fue condenado a una pena de prisión de 12 meses por no haber denunciado un caso de abuso sexual infantil cometido por el sacerdote James Fletcher durante la década de los 1970.

Wilson, de 67 años, fue juzgado culpable por no informar a la policía, entre 2004 y 2006, de los abusos sexuales cometidos por el ya fallecido sacerdote Fletcher que dependía de su diócesis.

El arzobispo, que ha mantenido su inocencia, había renunciado a su cargo como arzobispo de Adelaide en el estado de Australia del Sur, pero se negó a dimitir mientras apelaba contra su condena.

El arzobispo aseguró que envió una carta de dimisión al Papa Francisco el 20 de julio, que la ha aceptado este lunes. El anuncio fue publicado en un breve comunicado por la sala de prensa de la Santa Sede.

“Philip se empeñó y pensé que continuaría así más tiempo, así que fue una sorpresa, pero es una noticia muy, muy bien recibida”, ha afirmado Peter Creigh, una de las víctimas de Fletcher, a la cadena Australian Broadcasting Corp.

Fletcher fue declarado culpable en 2004 de nueve cargos de abuso sexual infantil y murió en la cárcel dos años después por un infarto.

Wilson ha señalado en un comunicado este lunes que había decidido dimitir porque se había “preocupado cada vez más por el creciente nivel de dolor que mi reciente condena ha causado dentro de la comunidad”, especialmente a las víctimas de Fletcher.

Broken Rites, un grupo de apoyo para víctimas de abuso de la Iglesia Católica, ha afirmado que la dimisión de Wilson ha sido “demasiado tarde”.

“Es decepcionante par alas víctimas que él diga que lo está haciendo por ellos. ¿Por qué no lo hizo antes?”, ha señalado el portavoz de Broken Rites, Chris MacIsaac.

El obispo Greg O’Kelly, designado para dirigir la Arquidiócesis de Adelaide hasta que el Papa nombre un nuevo arzobispo, ha recalcado que la dimisión de Wilson pone fin a un periodo de incertidumbre y ansiedad en la arquidiócesis.

O’Kelly ha aplaudido la defensa de las víctimas de Wilson en los últimos años, pero ha reconocido que su negativa a dimitir tras su condena había reavivado los recuerdos del dolor que la Iglesia había provocado a las víctimas de abuso.

“Eso es algo de lo que lamentamos mucho: el dolor de las personas que ya han resultado heridas”, ha afirmado.

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