Gonzalo Espinoza fue uno de los damnificados luego de la mala campaña que tuvo a Universidad de Chile al borde del descenso. El volante que abandonó el club tras el término del torneo, habló en exclusiva con Deportes en Agricultura, donde analizó la reciente temporada.
Espinoza fue autocrítico, aunque también apuntó directamente a la dirigencia de Azul Azul. “Se hicieron cosas mal desde hace bastante tiempo. Una de esta fue dejarnos solos en la mitad del torneo. Eso no corresponde. Si bien estábamos conscientes de los cambios que habían, pero todos tenían que asumir su error, como lo hizo el Huevo Valencia y al Relojito. Y por un momento no estuvieron por nosotros y tuvimos que bancarnos todo esto los jugadores”, afirmó.
“Los líderes siempre trataron de ser los técnicos que estuvieron. Ellos siempre trataron de llevarnos a buen puerto y a plasmar su idea. Fuimos muchas veces los jugadores los que salimos a hablar, a ponerle el pecho y muy pocas veces salió algún dirigente a hablar del momento o de lo que pasaba. Nosotros, junto a los cuerpos técnicos, fuimos los que dimos la cara hasta el final”, complementó.
El volante criticó la demora por parte de la dirigencia para traer a un técnico que se hiciera cargo del equipo tras la salida de Rafael Dudamel. “El análisis propio y grupal lo hicimos. Hasta la mitad del torneo, nosotros pensábamos en pelear arriba. Pero después mermamos en los rendimientos nuestros y bajó mucho ese buen juego que habíamos tenido, los cambios de sistemas y la adecuación. Pero la responsabilidad también es de nosotros, aparte de lo dirigencial. Si bien hubo mucho tiempo para traer un técnico que se haga responsable desde afuera y no desde adentro. Hubo tiempo y eso mermó todo el rendimiento”, sostuvo.
Respecto a la relación con Luis Roggiero, gerente deportivo de los azules, reveló que conversó muy pocas veces con él. Además, apuntó que llegó sin conocer a los jugadores. “No hubo mucha relación con Roggiero, no lo conozco más allá para darte una opinión de él. Pero espero que le vaya bien, que sea un hombre de fútbol y que sepa donde está y lo que tiene que hacer. Hablamos una o dos veces y nada futbolístico. Cuando llegó dijo que le diéramos tiempo para conocernos, pero para mí ya nos debía habernos conocido y tenía que saber lo que uno podía dar como futbolista”, lanzó.