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José De Gregorio y Sebastián Claro, se dieron a la tarea de realizar un análisis de la economía nacional.

Sebastian-Claro“Lo más probable es que durante el primer trimestre del próximo año podríamos tener una tasa de crecimiento de 3%”, proyectó el economista y ex presidente del Banco Central, José De Gregorio, durante su intervención en Fruittrade 2017.

Sin embargo, criticó el lento crecimiento que ha experimentado el país debido a la falta de un impulso monetario, aludiendo temas relacionados a la caída de la productividad. “Si hubiéramos partido este año con una tasa de interés un punto más baja, estaríamos hablando de un crecimiento de la economía chilena, medio punto porcentual más alto”.

Para finalizar, destacó que el tipo de cambio se ha mantenido en niveles manejables sin llegar aún a extremos por lo que se mostró optimista. “Chile es un gran país, tenemos condiciones que nos hacen más competitivos, tenemos una economía fuerte. Yo creo que esta es una oportunidad de mejorar hacia el futuro y de no quedarnos estancados en el mal ambiente”.

Por su parte, el Vicepresidente del Banco Central, Sebastián Claro, mostró una visión diferente de lo expuesto primeramente por De Gregorio. Claro planteó que “todavía es temprano para dar por segura la recuperación, y a la economía le está costando tomar vuelo”. Por esto, señaló que el Informe de Política Monetaria (Ipom) de Septiembre, reconoce las mejores proyecciones, pero es cauteloso sobre el alcance de la recuperación. Por lo anterior, Claro afirmó que el escenario para 2017 y 2018 no incorpora cambios sustantivos respecto de lo anticipado a mediados de año.

Sin embargo, fue enfático en precisar también, que “en los últimos años, las fluctuaciones de la actividad económica han sido históricamente bajos” y precisó que la mayor dependencia de la inflación en el tipo de cambio, sobre todo en el último tiempo, ha llevado a la existencia de desviaciones relativamente persistentes de datos inflacionarios fuera de la meta de 3%. Pero afirmó que dichas desviaciones pueden ser incluso deseables en la medida que sean transitorias y no comprometan la meta de mediano plazo.

“Una política monetaria cuyo objetivo fuese disminuir la volatilidad de la inflación, induciría una mayor volatilidad del PIB. Esto porque tendrá que tornarse más expansiva en tiempos buenos, donde la tendencia al tipo de cambio real es apreciativa; y tendría que ser más contractiva en momentos de desaceleración para contener los efectos inflacionarios de las depreciación cambiaria”, finalizó Claro.

Fuente: SimFRUIT

 

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