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Con recursos del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) de la Región del Maule y la participación de las empresas de investigación y desarrollo (I+D) Agroecología Ltda. y Nutrifert, además del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de INDAP y la Municipalidad de Maule, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chillán (INIA Quilamapu) dio inicio a un innovador proyecto para controlar las plagas en hortalizas mediante el uso de hongos endófitos nativos.

Según datos arrojados por el Censo Agropecuario de 2007, en nuestro país existen alrededor de 34 mil explotaciones hortícolas, de las cuales un 65% corresponde a superficies inferiores a las 5 hectáreas, en manos de pequeños productores. La Región del Maule destina 9.042 hectáreas a la producción de hortalizas (14% de la superficie nacional) y tiene al choclo, el tomate y la lechuga entre los cultivos más destacados.

La siembra intensiva ha generado, asimismo, una proliferación de plagas y enfermedades que se tornan cada vez más difíciles de controlar. Esta situación ha estimulado el uso de productos de síntesis química que, en altas dosis, son de alta toxicidad. A modo de ejemplo, en la producción de tomates bajo plástico (invernadero) se deben realizar más de 15 aplicaciones de pesticidas por temporada.

En este contexto, y con la finalidad de generar alternativas limpias para el control de plagas y enfermedades, investigadores de INIA Quilamapu están estudiando la presencia de hongos microscópicos nativos en las plantas, denominados hongos endófitos, que pasan la mayor parte de su vida en los tejidos de la planta hospedera proporcionándole grandes beneficios.

Inserto en el área del control biológico, este proyecto que lidera la ingeniero agrónomo Lorena Barra ha permitido demostrar que los hongos endófitos colonizan internamente la planta y estimulan su crecimiento, haciéndola más resistentes al ataque de plagas y enfermedades. Según la investigadora, entre estos hongos destacan los géneros Beauveria, Metarhizium, Trichodermas, Clonostachys y Paecilomyces, todo los cuales tienen un enorme potencial para el control de plagas y enfermedades agrícolas.

Barra afirmó que las posibilidades de contar con nuevas cepas de hongos endófitos que actúen en beneficio de las plantas son certeras, ya que “en el Banco de Recursos Genéticos Microbianos de INIA Quilamapu disponemos de una colección de más de mil cepas de hongos Beauveria y Metarhizium nativos de Chile, todos ellos con potencial para proteger plantas”.

La profesional explicó que de las mil cepas de hongos, 140 ya han sido evaluadas en su capacidad de colonizar endófitamente plantas de tomate. “Estos resultados fueron muy promisorios, ya que del total de plantas se alcanzó un 73% de colonización endófita, lo que significa que 102 hongos estudiados fueron capaces de ingresar a las plantas de tomate”. Añadió que paralelamente se han realizado pruebas de antagonismo, con la finalidad de confrontar a endófitos con enfermedades y evaluar así si son capaces de controlarlas.

Productores beneficiados

Además del trabajo científico, el proyecto tiene por finalidad transferir a los pequeños productores de la Región del Maule una estrategia para el manejo de plagas y enfermedades de hortalizas usando estos hongos endófitos nativos. La iniciativa beneficia directamente a 360 agricultores del Prodesal de Maule e indirectamente a todos los horticultores, convencionales y orgánicos, de las provincias de Curicó, Talca y Linares.

Barra recalcó que en los próximos 24 meses se espera obtener a lo menos dos productos en base a endófitos, uno de los cuales será licenciado para su comercialización, en tanto que otros quedarán a disposición de los agricultores para que sean masificados en sistemas artesanales. Esta iniciativa se enmarca en el esfuerzo de INIA por desarrollar tecnologías sustentables para reducir el uso de pesticidas en la agricultura nacional.

Fuente: INDAP

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