Comparte

Vallenar, Elqui e Illapel, por el norte, y también en el sur cuentan con características climáticas y de suelo compatibles con el establecimiento de proyectos comerciales de palto hass.

“Estás loco, eso jamás va a funcionar”.

Eso es lo que le decían sus cercanos a Héctor Manterola cada vez que les contaba su idea de establecer un huerto de paltos en su campo de Chanco, localidad ubicada en la costa sur de la Región del Maule.

No sabían lo que él: que en ese lugar existía un microclima compatible con su desarrollo. Por lo mismo, en 2012 concretó su proyecto para lo que destinó cinco hectáreas. Hoy cuenta con más de 20 hectáreas con paltos hass.

“Ahora estoy asociado con Empresas Sutil, por lo que estamos muy interesados en ampliar nuestra superficie. Esto depende de la disponibilidad de agua, que es uno de los grandes inconvenientes que hemos tenido”, afirma Héctor Manterola, quien es profesor de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.

Manterola no es el único que por estos días desarrolla un proyecto de paltas fuera de la zona tradicional. En el sector afirman que son cada vez más las evaluaciones productivas que se realizan en distintos lugares.

Mirando al norte

Para el asesor Gonzalo Vargas, los productores deben tener claridad de que existen zonas con buen potencial en el norte y en el sur.

“Hay otros lugares con buenas condiciones en términos climáticos y de suelo para el desarrollo de un proyecto de paltos. Solo hay que buscarlos”, afirma.

En la zona norte, por ejemplo, se han testeado algunos lugares donde hasta hace unos años parecía imposible establecer un huerto de paltos, como Vallenar, al sur de la Región de Atacama; y los valles de Elqui y otros al interior de Illapel, en la Región de Coquimbo.

“En casi toda la zona norte, se puede plantar palto hass con éxito, especialmente en las laderas que miran al oriente. Y es que en esos lugares es tan duro el día, que lo ideal es que el sol pase y tenga un cerro que provea sombra a las plantas, lo que permite que durante las tardes se desestresen de la fotooxidación”, explica Gonzalo Vargas.

Otros sitios de la Región de Coquimbo que aparecen con potencial -en especial porque se encuentran cerca del futuro embalse Confluencia- son los ubicados en la costa de Illapel y todo el último tramo que conecta el río Choapa con el mar.

La extensión sureña

Si bien el límite sureño del corazón paltero de Chile está en la Región Metropolitana, en los últimos años han comenzado a aflorar algunos proyectos más al sur, especialmente en las regiones de O’Higgins y del Maule.

“Nosotros hemos notado esta situación al ver la procedencia de las muestras que llegan al laboratorio de poscosecha que tenemos en el instituto”, afirma Cristián Fuentes, director de carrera de la Escuela de Recursos Naturales de Duoc.

Esta situación, según los especialistas, tiene todo el sentido del mundo si se parte de la base de que el cambio climático está provocando que determinados lugares muestren temperaturas y humedades relativas mucho más compatibles con la fenología del palto. A esto se agrega que esas regiones, en general, no presentan grandes problemas de escasez hídrica. “En todo caso, también hay que considerar que esta zona, en algunos momentos del año, especialmente en otoño, invierno y parte de la primavera, es más húmeda y fría, por lo que será más propensa a problemas de plagas, hongos y abortos”, explica Cristián Fuentes.

Así, en el caso de la Región de O’Higgins, los expertos destacan el potencial de algunas localidades con una fuerte influencia costera como Peumo, Pichidegua, La Estrella y Las Cabras.

En la Región del Maule también se han detectado zonas con buen potencial de desarrollo, entre las que figuran distintas localidades ubicadas a la costa de ciudades como Curicó y Talca. Más al sur, en tanto, también existen opciones viables para la plantación de esta especie. Todo dependerá, según dicen los expertos, de que el microclima sea compatible con la producción de paltas y que el huerto tenga agua.

Héctor Manterola, por ejemplo, comenta que su huerto, el cual se ubica a solo 8 km de la costa, no sufre de heladas y goza, en general, de una suave fluctuación térmica entre las temperaturas máximas y mínimas. “Esto permite que el palto siga creciendo en invierno y tenga una floración de al menos tres meses, a diferencia de lo que ocurre más al norte, donde solo se extiende por dos. Además, logramos una palta de gran calidad, ya que no es tan aguachenta”, advierte.

Gonzalo Vargas, por su parte, recomienda a quienes deseen establecer un huerto de palto hass en las regiones de O’Higgins o del Maule, que lo hagan en lugares donde existan laderas, con el fin de protegerse lo máximo posible de potenciales heladas.

“Los productores deberían apuntar a que estas miren hacia el poniente, debido a que en esa zona, en general, se pueden producir eventos de heladas hasta la punta de los cerros. Entonces, la idea en este caso es descongelarse lento y que el sol de la tarde caliente a las plantas, las oree y les permita reactivarse”, explica Gonzalo Vargas.

Lo necesario

Los productores deben tener en cuenta la sensibilidad de los paltos a las bajas temperaturas. La variedad hass, por ejemplo, resiste temperaturas de hasta -1 °C, aunque hay otras como la fuerte, la edranol y la negra de La Cruz, que pueden resistir hasta -3 °C.

En brotación el palto hass debería tener más de 20 °C, mientras que en floración, entre 18 °C y 24 °C.

Además, como el palto proviene de lugares donde existen suelos endosoles, de origen volcánico y macroporosidades sobre 45%, se debe aspirar a encontrar suelos con características similares.

Otro aspecto fundamental es la disponibilidad y la calidad del agua. “El agua tiene que tener bajo nivel de cloruro y sodio. El primero es sensible para los paltos, mientras que el segundo aprieta y compacta el suelo”, asegura Gonzalo Vargas.

Fuente: Revista del Campo

Últimas Noticias