Comparte

Privados destinarán US$ 85 millones esta temporada: Este año las empresas del rubro consolidaron sus operaciones, apostando a centralizar la toma de decisiones y a otorgar un rol protagónico a los software predictivos.

Las forestales se están alejando de los incendios. Arauco, una de las mayores empresas del rubro en Biobío, consolidó este año las centrales desde donde coordinaba el combate al fuego -llegó a haber seis, entre Maule y Los Ríos- en Concepción. Estas centrales tenían una conformación típica: estaban instaladas en los campamentos de brigadistas y cerca de las pistas desde donde operan las avionetas que acarrean agua.

Ahora este equipo está en un moderno edificio. Allí, los técnicos reciben la información visual en tiempo real de más de 120 cámaras instaladas en los puntos de mayor riesgo, datos que luego complementan con información climática.

Gracias a esto, la toma de decisiones estará mediada por las predicciones que arroje un software con que la compañía decidió trabajar este año, que indica hacia dónde se dirigirá el fuego y qué recursos enviar para extinguirlo. Con este nuevo diseño se deja de lado el sistema tradicional, que apostaba por las decisiones tomadas en terreno por los jefes de brigada, o en la central, con información que era incompleta.

Con esto, la empresa apuesta a optimizar los US$ 40 millones que destinó este año a la prevención de incendios, una cifra US$ 5 millones superior a la que gastó la temporada anterior.

Por su parte, CMPC también consolidó sus operaciones. En Los Ángeles dispone ahora de un esquema similar, donde los técnicos observan series de números y videos en múltiples pantallas instaladas en el nuevo edificio corporativo de la compañía. “Contamos con tecnología que nos permite anticiparnos a escenarios”, afirma el gerente de operaciones Bosques-Maderas de la empresa, Eduardo Hernández. La compañía invertirá US$ 28 millones para combatir posibles incendios forestales esta temporada.

“En tareas de combate de incendios, el uso la tecnología, el monitoreo meteorológico constante y la búsqueda de nuevas herramientas es fundamental para una reacción oportuna”, añade.

La inversión de ambas compañías, sumadas al resto de los actores privados, lograrían una cifra histórica este año. Según la estimación de la Corporación de la Madera (Corma) para la próxima temporada se gastarán US$ 85 millones, una inversión superior a la del año pasado y la mayor de la que se tenga registro.

“El análisis se ha sofisticado mucho, hay mucha ciencia en esto, datos meteorológicos, de topografía… y esta información se comparte en línea con actores públicos como Conaf y Bomberos, con quienes además hemos homologado los procesos. Es un escenario muy diferente al que había antes”, subraya el presidente nacional de Corma, Juan José Ugarte.

“El data mining (análisis de grandes volúmenes de datos) es parte del esquema ahora. Cada incendio tiene sus características, que se ingresan a una ficha -el año pasado tuvimos dos mil- y eso sirve para armar una predicción de la temporada”, dice Patricio Eyzaguirre, de Arauco.

“Las cámaras que tenemos ahora tienen detección automática, pero confundían las columnas de humo con el polvo de los caminos o la bruma. Los primeros días teníamos miles de alertas. Pero el mismo software usa la información que obtiene para mejorar sus criterios. Ahora tenemos un nivel más que aceptable”, agrega Fritz Lubbe, de Working on Fire, una empresa que proporciona softwares de gestión, apuntando a la imagen de una columna de humo en Mulchén, a 160 km de Concepción, donde se ve también el polvo que levantan los vehículos que van al combate de ese foco.

Germán Neumann, jefe de protección de incendios de Arauco, explica así la nueva realidad: “La toma de decisiones se centraliza y es mucho más rápida. En promedio, antes de 30 segundos detectamos un incendio y calculamos qué recursos enviar. Antes de nueve minutos estamos ahí”.

Predicción

Los programas calculan la evolución del fuego con un rango de tiempo de una hora.

49 aeronaves se usarán esta temporada, entre helicópteros, aviones de monitoreo y avionetas de acarreo de agua.

3.600 brigadistas trabajarán este año directa o indirectamente en el combate al fuego.

4.500 personas han participado de capacitaciones y colaborarán como “brigadistas comunitarios” en el esquema.

Fuente: El Mercurio

Últimas Noticias