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A través del Consorcio Tecnológico IFAN y BioTECNOS, investigadores chilenos lideraron un proyecto mediante el cual se está recuperando el cultivo del camote en nuestras tierras, con el objetivo de desarrollar harina (deshidratados) que se usará como ingrediente funcional para el desarrollo de productos saludables tales como snacks, pan y galletas.

Si bien hoy en día asociamos el camote un producto que proviene preferentemente del Perú, éste se cultivó en el país desde la Región Metropolitana hasta la Isla de Chiloé. La guarda de la semilla para la cosecha del año siguiente siempre fue compleja, y este junto a otros factores, hicieron que esta raíz tuberosa fuera desapareciendo de la costumbre culinaria chilena.

Con un ciclo anual de siembra de octubre-abril, el camote se fue reduciendo sólo a la Región Metropolitana. Así, el camote chileno se terminó por catalogar como un cultivo de bajo rendimiento y poco atractivo comercial, por lo que fue siendo desechado por los productores locales.

Sin embargo, en los últimos años, el camote ha ido adquiriendo valor como ingrediente funcional. Es ampliamente consumido en Norte y Sudamérica, Asia, África y Europa. La producción mundial de camote en el mundo es de más de 100 millones de toneladas anuales, según el Centro Internacional de la Papa, y China es el principal productor y consumidor. En Japón, por ejemplo, el camote es el segundo cultivo más importante de su agricultura.

¿Y qué pasa en chile?

“Perú es el principal exportador de camotes a nuestro país. Anualmente, ha venido creciendo a un ritmo de 30%  anual. Para este año se van a importar de Perú más de 1 millón de kilogramos y esto es más del 90% del consumo anual”, comenta Rolando García, fundador y presidente ejecutivo de BioTECNOS.

En el marco del proyecto liderados por el Consorcio de Ingredientes Funcionales y Aditivos Naturales (IFAN) y BioTECNOS, los investigadores lograron traer la base genética que buscaba enriquecer el camote existente en Chile.  Lograron producir un camote chileno, que como alimento funcional posee 100 veces más vitamina A que la papa y sus derivados. “A su vez, posee altos niveles de betacaroteno, un índice glicémico de medio a bajo, y un alto contenido de fibra, lo que lo convierte en un cultivo atractivo para la cocina y el consumo de alimentos saludables”, comenta María Angélica Fellenberg, directora alterna del Consorcio de Ingredientes Funcionales y Aditivos Naturales, IFAN, y académica PUC.

Además, los investigadores crearon un prototipo de baja resolución para un tipo de harina de camote (que en estricto rigor se llama deshidratado de camote), con la que se elaboraron diferentes productos, entre ellos un tipo de galleta, cuyas principales características son poseer un sabor y textura similar a cualquier galleta de grano o harina, pero con mejores características funcionales.

Lo valioso del trabajo realizado en conjunto por estos investigadores (donde convive la academia y la empresa) es que la harina de camote es un endulzante natural, y preparar la galleta no supone agregar azúcar u otros endulzantes artificiales. “Además, la harina de camote es libre de gluten, siendo muy atractivo para personas celíacas. Nutricionalmente es un producto muy estable y posee un balance nutricional bastante competitivo”, comenta Fellenberg.

¿Puede reemplazar a la remolacha?

“Las prácticas agrícolas son muy similares, la maquinaria también. Sin embargo, el camote es un cultivo de muy bajos requerimientos hídricos (calculamos que hasta 30% menos que la remolacha, dependiendo del tipo de suelo”, comenta Eglis Greck, Gerente de Producción y Servicios Tecnológicos en BioTECNOS Ltda. Por otro lado, la demanda de nutrientes es significativamente más baja en el caso del camote. Hasta el momento, esta especie no tiene enemigos naturales de relevancia en Chile, por lo que fitosanitariamente es una especie muy noble. “Son especies que se parecen en sus manejos, pero que se diferencian en sus demandas agronómicas, siendo el camote muy interesante por ser un cultivo de bajos requerimientos”, agrega.

Dado que es un producto de alta demanda (La harina de camote es un ingrediente funcional que es usado en la elaboración de snacks saludables y que en Chile aumenta su demanda en un 30% anual) y los costos de sembrar camote, son relativamente accesibles. “Hemos desarrollado una tecnología de producción de semillas que ha entregado rendimientos mínimos de 17.000 kg/ Ha, llegando hasta los 32.000 kg/ Ha, en algunas variedades, siempre dependiendo de los manejos agrícolas adecuados. El precio base para industria empieza en 0.30 USD/ kg, pero podría llegar hasta los 0.56 USD/ kg o 0.65 USD/ kg, dependiendo de la calidad del camote y la época de entrega. Para el consumo fresco y la exportación, los precios son mayores. El costo por kg, si se maneja bien, debería tener un techo de 0.25 USD/ kg, incluyendo la semilla”, puntualiza Rolando García.

Fuente: Portal del Campo

 

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