Photo by Guillermo Arias / AFP
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Un compatriota trabaja con cerca de dos mil niños que integran el grupo que salió desde Honduras hacia la frontera con Estados Unidos.

El secretario de Defensa de los Estados Unidos, James Mattis visitó la frontera, y a los casi seis mil soldados desplegados para evitar el ingreso de migrantes desde México. Del otro lado, un chileno forma parte del equipo de trabajo que busca disminuir los efectos negativos en la salud física y mental de la infancia en este proceso de emergencia humanitaria.

Lucas Siqués, de profesion psicólogo, lleva dos viviendo en el Distrito Federal de México como director de la Fundación Fútbol Más, organización nacida en Chile, que trabaja en torno a las emergencias naturales y humanitarias, utilizando el deporte como una herramienta para que los niños y niñas puedan mejorar su salud física y mental.

“Mucho se habla de cómo la caravana de los migrantes ha avanzando, todo siempre desde la óptica de los adultos y del poder. Pero nadie ha reparado que en esa caravana cientos de niños se juegan su futuro y enfrentan
miedos, al no tener un espacio seguro donde desarrollarse”, asegura el profesional.

Según los datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, la caravana de migrantes la integran cerca de cuatro mil 700 personas, de las cuales casi dos mil son niños y niñas, y esto es un tema que preocupa por las carncias, tanto afectivas como emocionales. “Se ve que son niños que están muy irascibles, a la primera reaccionan a golpes. Muy conflictivos, muy violentos, que no controlan sus emociones”, dice Siqués, quien reafirma que el desarraigo, y la falta de vínculos permanentes puede afectar la vida de los adultos, pero sobre todo de los niños y niñas.

“Se ven familias muy desgastadas, muy cansadas, pero a la vez con esta energía de lo que están buscando, que es llegar a Estados Unidos. Lo fuerte de esto es que cuando uno está hablando con ellos te dicen: ‘profe, quizás mañana no voy a verlo porque tal vez nos vamos’. Entonces todos los lugares a los que ellos llegan son de paso, no se instalan en ningún lugar. Se ve mucho desgaste emocional en los niños”, comenta.

“Todos estos niños sueñan mucho. Pero nunca les consultaron si querían enfrentarse a este mundo lleno de hostilidades. Aún no dimensionan lo que significa ser migrante en una caravana”, finaliza

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