Captura Reuters
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Dos manifestantes murieron y decenas resultaron heridos en la capital iraquí en las últimas horas en enfrentamientos con la policía, informaron fuentes oficiales y médicas el jueves.

Bagdad y el sur de Irak son escenario desde el uno de octubre de un movimiento de protesta espontáneo y totalmente inesperado que pide reformas y la salida de la actual dirigencia política, considerada corrupta e incompetente. Las manifestaciones se han visto enturbiadas por la violencia que ya ha causado 330 muertos, fundamentalmente manifestantes.

El miércoles, los manifestantes que estaban en la plaza Tahrir intentaron atravesar tres puentes sobre el Tigris e ir al otro lado, donde se encuentra, sobre todo la sede del gobierno.

Pero las fuerzas de seguridad levantaron una especie de barrera de hormigón para impedirles el paso y usaron también gases lacrimógenos y munición real.

Una de las víctimas mortales falleció tiroteado y el otro golpeado fatlamente por una granada lacrimógena, según fuentes médicas.

Organizaciones humanitarias han criticado a las autoridades por lanzar enormes granadas lacrimógenas directamente contra los manifestantes y no al aire. La granada que usa la policía iraquí es diez veces más pesada que la normal y fractura cráneos y torsos. Según estas oenegés, decenas de personas habrían muerto así en las últimas semanas.

Además, los enfrentamientos de las últimas horas dejaron un saldo de 50 heridos, al menos seis de ellos, de bala.

Las autoridades temen que los manifestantes crucen el puente Al Sinek para llegar hasta la embajada iraní, y el de Al Ahrar, para protestar ante el Banco Central y otros organismos públicos.

En la plaza Tahrir, los manifestantes critican a Irán, por apoyar al actual gobierno, y dar su visto bueno al uso de la violencia contra quienes protestan en las calles.

Agence France-Presse

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