Paul Plaza/Aton Chile
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Tras permanecer 129 días en prisión preventiva durante la investigación del caso iniciado en su contra, finalmente Mónica Cortés, de 52 años, quedó en libertad tras el fallo unánime del Tribunal Oral de La Serena, que la declaró inocente del delito de homicidio por omisión de una adulta mayor que estaba bajo su protección y que falleció por presunta falta de cuidados.

El caso se remonta a 2015, cuando Cortés -sin ser pariente y sólo por buena voluntad- se hizo cargo en su domicilio en Andacollo de Wilma Álvarez Guerra, de 86 años, quien finalmente falleció en junio de 2018.

Según la Fiscalía de Andacollo, durante esos tres años la víctima presuntamente no recibió los cuidados necesarios para preservar su vida en materia de alimentación, higiene y salud, condiciones que habrían provocado su muerte por bronconeumonía bilateral, motivo por el cual su curadora provisoria resultó imputada de homicidio doloso por omisión.

Durante el juicio oral, la fiscalía expuso que la víctima vivía en condiciones mínimas de subsistencia, habitaba una bodega, estaba en estado de desnutrición, presentaba falta de higiene y tenía heridas contusas cortantes en varias zonas del cuerpo compatibles con la acción de roedores.

Sin embargo, el defensor penal público Erick Astudillo presentó diversas pruebas con las que demostró que la adulta mayor falleció por causas naturales debido a su avanzada edad.

En ese sentido, comprobó a través de fotografías, testimonios de un carabinero y de peritos que la víctima nunca vivió en una bodega, sino que en una pieza situada al lado de la cocina, contigua a la cual quedaba la bodega.

Respecto de la falta de aseo, estableció que Wilma Álvarez padecía de demencia senil y mal de Diógenes, lo que la llevaba acopiar desperdicios en su habitación.

A través de la ampliación del informe de autopsia emitido por el Servicio Médico Legal de La Serena y la pericia del médico forense Hernán Lechuga, también se verificó en el juicio que las lesiones y escaras presentes en el cuerpo de la víctima fueron producto de su postración en los días previos a su deceso.

“FUE UNA EXPERIENCIA TERRIBLE” 

“Estar casi cinco meses en la cárcel fue una experiencia terrible, lo peor que he vivido. De verdad no le doy a nadie pasar ni siquiera un día en la cárcel”, dijo Mónica Cortés a la salida del tribunal oral.

Añadió que dentro la cárcel se vive mucha violencia, que apenas dormía y que se recriminó constantemente todo lo sufrido sólo por haber tenido un gesto de buena voluntad para cuidar a una abuelita.

La mujer lamentó haber sido acusada de algo tan grave y remarcó que jamás dañó a Wilma Álvarez, pues al contrario, dentro de sus escasos recursos trató siempre de cuidarla lo mejor que pudo.

“Gracias a Dios tuve un muy buen defensor, que demostró mi total inocencia, pero quedé marcada para siempre y me cuestiono todos los días por qué tuvo que pasarme a mí. No he hecho mal a nadie”, concluyó.

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