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El 29 de agosto el histórico Molino Grollmus fue blanco de un atentado incendiario, cuyo acto fue calificado por el Presidente Gabriel Boric como un acto “de carácter terrorista”.

A casi un año del hecho, “Juntos” de Agricultura se contactó con una de las víctimas que resultaron heridas, Cristián Cid, quien quedó un trauma ocular.

Consultado por si en este tiempo ha recibido alguna ayuda, Cid respondió que “la evolución del tema ha sido demasiada lenta, prácticamente nula”.

“La única ayuda que estamos recibiendo nosotros como víctimas es una asistente social, que viene prácticamente una vez al mes, cuando tiene vehículo para asistir, y una psicóloga”, dijo.

“Lamentablemente de la Fiscalía, hemos ido como 3 ó 4 veces a declarar, pero nada más que eso. No hay una información o alguien a quién se pueda llamar“, lamentó el hombre.

¿Y desde el Ejecutivo? “Tampoco hemos recibido una llamada por parte del Gobierno”, agregó.

“A mí en lo personal me llegó una giftcard de $500 mil, porque en una de las ocasiones que vino esta asistencia social a la casa donde estoy viviendo con mis padres, le planteé que yo por este tema, llevo cuatro operaciones a mis ojos, para recuperar en parte mi visión, obviamente no puedo trabajar“, relató.

“Si bien es cierto tengo una pensión de jubilado de FF.AA. aún tengo a mi hija estudiando en la universidad, y tengo a otros dos chicos más, uno de 9 y otro de 7, y el último Fernandito, tiene autismo”, señaló Cid.

Paralelo con el estallido social

Cristián, asimismo, hizo un paralelo con lo ocurrido en el estallido social y aquellas personas que decidieron enfrentarse a Carabineros y fueron heridos, y finalmente recibieron una pensión por parte del Estado.

“Por qué hay ayuda para esas personas y no para mí, siendo que cuando hubo este famoso estallido social, las personas que fueron y tuvieron problemas porque empezaron a hacer desmanes y se enfrentaron con Carabineros, y ellos tuvieron la opción de decir no. Y ven que si hay una cosa que se está colocando violenta yo tenía la posibilidad de irme, en este caso no. A nosotros nos emboscaron. Estuvimos durante más de 35 minutos bajo fuego, con fusiles de guerra, con armamento pesado, donde le pegaron a tres adultos mayores, donde a mí me pegaron, me dispararon. Imagina que yo era el más joven, que tenía 49 años. Impotencia es lo que se siente, de ver a mi padre que hasta el día de hoy aún no se recupera”, dijo.

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