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La herramienta, que contiene sales de cobre en su interior, ayudaría a impedir que diversas bacterias ambientales se propaguen y generen las colonias que a la larga producen esta enfermedad.

Picture Tim Scrivener
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La mastitis bovina es considerada la enfermedad que produce mayores pérdidas en la industria lechera, tanto en Chile como en el mundo, debido principalmente a que las vacas que la sufren, en la mayoría de los casos, disminuyen de forma importante su producción de leche e incluso, en el peor de los casos, pueden llegar a morir.

De hecho, según datos de la Fundación para la Innovación Agraria, el costo promedio de curar la mastitis en las vacas es de aproximadamente US$ 200 por animal, cifra que no es menor para un productor que, luego de curar a sus vacas, igualmente verá disminuida considerablemente la producción de su lechería.

Si bien en Chile no existen datos oficiales sobre el número de vacas que anualmente contrae esta enfermedad, debido a que su ocurrencia se relaciona con la estación del año y la zona del país en que se encuentra el plantel, el Dr. Ramón Quichiyao, asesor en salud mamaria bovina, explica que un rebaño bien manejado puede tener una incidencia de mastitis clínica mensual menor a 2%, mientras que uno que evidencia problemas puede sobrepasar el 8% en los meses más críticos.

Los factores que influyen en el contagio de mastitis por parte de las vacas lecheras y las vaquillas de preparto son varios y se relacionan mayoritariamente con la falta de higiene de los lugares donde descansan, de la sala de ordeña y de los equipos, especialmente de las pezoneras.

La innovación

Es precisamente este último factor el que llevó a los fundadores de la empresa VACuCh a crear Pezanbac, una pezonera de ordeño fabricada en base a caucho y que contiene en su interior sales de cobre, las cuales ayudarían a evitar el crecimiento bacteriano en el dispositivo y, por ende, el contagio y la propagación de la mastitis bovina.

Juan Ignacio Ojeda, gerente general de la empresa, explica que la presencia de cobre, que es un antibacteriano y bacteriostático, le permite al producto evitar que las bacterias ambientales como la escherichia coli o las cepas contagiosas como el estafilococo aureus, se propaguen y generen las colonias de bacterias que producen la mastitis en las vacas.

El ejecutivo comenta que el principal beneficio que genera esta herramienta, cuya vida útil alcanza las 3.000 ordeñas o 6 meses de uso, es evitar que la enfermedad se propague a través del rebaño, lo que a su vez ayuda a reducir los costos de los tratamientos. De hecho, en la empresa indican que con el uso de Pezanbac las pérdidas producidas por esta enfermedad se pueden mitigar entre 5% y 30%.

“Si un productor tiene un animal enfermo hoy, el resto de sus animales tiene un 25% de probabilidades de contagio, por lo que prevenir es sumamente importante”, comenta Ojeda.

El producto, que comenzó a comercializarse el año 2016 y cuyo costo por unidad alcanza los $5.250 + IVA, por estos días está siendo sometido a un estudio, guiado por la misma empresa desarrolladora, que busca cuantificar su real impacto en la industria lechera del país.

En cuanto su efectividad, el Dr. Marcos Muñoz, veterinario especialista en esta enfermedad, comenta que si bien prefiere esperar los resultados de los estudios, no cree que tenga un impacto realmente significativo en el sector.

“La mayor parte de las infecciones intramamarias se da durante el periodo seco, luego de que se aplica la terapia mamaria. Entonces, pensar que este producto venga a solucionar el problema, no lo creo”, explica.

El Dr. Ramón Quichiyao, por su parte, también coincide en que lo mejor será esperar los resultados del estudio para hacerse una idea más completa sobre el impacto del producto en el sector. Sin embargo, descarta que se trate de una solución integral, ya que sólo podría contribuir al control de mastitis y de patógenos de contagiosos durante el proceso de ordeño.

A su juicio en el estudio se deben probar varios aspectos de la pezonera, como su ordeñabilidad, lo que implica realizar un ordeño completo, eficiente, seguro y sin riesgo para la salud de los pezones y el bienestar de las vacas; y capacidad bactericida in vitro (laboratorio) y en pruebas de campo con una masa crítica importante. Además, se debe descartar que trazas de cobre sean capaces de traspasarse a la leche cosechada de las vacas y así evitar un problema de salud pública.

“Si lo anterior se prueba con resultados positivos, podría ser una herramienta a considerar”, advierte.

Fuente: El Mercurio Campo

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