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San Pedro Tarapacá, ligada al Grupo Luksic, desvinculó el viernes pasado a mandos medios de distintas áreas. Se sumó a los cambios ejecutados por Concha y Toro.

El escenario se ha tornado complejo para las principales viñas nacionales. La persistente caída del tipo de cambio, dos vendimias de bajos volúmenes de producción y los coletazos que originó el Brexit en Reino Unido, han instalado un ambiente incierto para las compañías nacionales de cara a este año. Incluso, muchas han ajustado su presupuesto para inversiones, debido al aumento de los costos en materia prima y mano de obra. Para los viñateros resulta especialmente arduo manejar estas variables externas, toda vez que las remesas las reciben en dólares, mientras que los costos en remuneraciones, uva (cuando hay escasez) e insumos los deben pagar en pesos.

Este difícil contexto ya había originado sus primeras consecuencias el año pasado en la principal viña nacional, Concha y Toro, ligada a la familia Guilisasti. La compañía dispuso la desvinculación del 25% de sus trabajadores en Oxford, además de una serie de cambios en su estructura organizacional. Las medidas tomadas por la compañía también incluyeron una división según canales de distribución, modificaciones en gerencias y cambios de ejecutivos en algunas de sus filiales.

Estas contingencias también afectaron a la segunda viña más importante del país: San Pedro Tarapacá, ligada al grupo Luksic. La viña, que produce y comercializa vinos como Castillo de Molina, Gato, Cabo de Hornos, Tierras Moradas, y Misiones de Rengo, desvinculó el viernes pasado a un grupo considerable de trabajadores de distintas áreas productivas y comerciales.

Consultado sobre el tema, el presidente del sindicato N° 2 de Viña San Pedro Tarapacá, Mario Olivares, sostuvo que los ajustes “desembocaron en 40 despidos el viernes de la semana pasada. En su mayoría afectó desde los mandos medios hacia arriba, y en todas las áreas de la firma”.

El dirigente sindical agregó que es primera vez que ocurre esta situación y que nunca han tenido despidos tan numerosos de una sola vez. “Reconocemos que el gerente general de la viña, Pedro Herane, nos venía diciendo hace meses que esta situación se venía agudizando y que él estaba haciendo todos los esfuerzos para evitar despidos. Sin embargo, la situación se desbordó. Además, él no nos ha asegurado que esta situación necesariamente vaya a cambiar y entremos en una de mejor estabilidad laboral. Todo lo contrario, podría ocurrir que se profundice este problema”, afirmó Olivares.

Consultada Viña San Pedro Tarapacá sobre esta materia, la firma optó por no pronunciarse.

Medidas de presión

Olivares comentó que “lo curioso es que también hubo despidos el mes pasado, y más o menos en el mismo número, en la planta cervecera. Entonces, ¿por qué hay despidos si crecen las ganancias del holding CCU?”. Todos sindicatos del holding Heineken CCU se agrupan en dos federaciones. Hace pocos días, esas organizaciones de trabajadores se reunieron a discutir la situación y estarían evaluando la posibilidad de suspender el trabajo en horas extraordinarias como medida de presión.

Horizonte en China

Ante este desafiante panorama, China asoma como un faro para las compañías vitivinícolas locales. El potencial de crecimiento en consumo que tiene ese mercado asiático y los impresionantes incrementos en volumen y valor que han mostrado los vinos chilenos en ese país surgen como una forma positiva para contrarrestar el deficiente desempeño que ha tenido Gran Bretaña como consecuencia del Brexit y la alta competencia que existe en Estados Unidos. De hecho, China fue, por segundo año consecutivo, el principal destino para los embarques de vino local. Al gigante asiático se exportaron en 2017 un total de 8,2 millones de cajas y se logró una comercialización de US$ 254 millones.

Canadá y Japón también figuran como destinos atractivos para las firmas nacionales.

Ferias de vino

Por estos días, las viñas locales promocionan sus vinos en ferias en Alemania y China.

Fuente: El Mercurio

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