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Director Ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) dio oficialmente el vamos al polo liderado por el Centro de Estudios en Alimentos Procesados (CEAP) que desarrollará ingredientes funcionales y aditivos especializados de estos territorios. La iniciativa impulsa el trabajo asociativo entre agricultores, centros tecnológicos y empresas transformadoras.

Con la presencia de distintos representantes de la industria agrícola de las regiones de O´Higgins y Maule – asociaciones de productores, empresas transformadoras, entidades tecnológicas, etc.- se lanzó  un programa cuyo objetivo es establecer un polo orientado al desarrollo de productos de alto valor en la industria de ingredientes funcionales y aditivos especializados, a partir de materia prima agraria de la zona, con énfasis en la pequeña y mediana agricultura.

Se trata de una iniciativa que se extenderá por tres años,  financiada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), y contó con el respaldo no solo del Ministerio de Agricultura, sino también del Ministerio de Economía que a través del Fondo de Inversión Estratégica transfirió recursos. En la región de Maule es liderada por el Centro de Estudios en Alimentos Procesados (CEAP) y apoyado en O´Higgins por el Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF).

La ceremonia fue presidida por el Director Ejecutivo de FIA,  Álvaro Eyzaguirre, quien destacó la importancia que tiene la innovación y la articulación entre actores para el desarrollo de Chile y de la zona. “Los polos promueven un encadenamiento que generará un gran impacto en la calidad de vida de los agricultores y sus familias, al insertarlos en cadenas de valor con modelos productivos sustentables y productos con identidad local”, señaló.

En tanto, el Director del CEAP, Ricardo Díaz, destacó: “Queremos generar innovación a partir de ciencia, lograr que se trabaje articuladamente en torno a un objetivo común, usando encadenamientos en el que todos tomemos el riesgo y el beneficio sea compartido por todos. Buscamos hacer del polo un espacio de participación y colaboración de los principales actores involucrados en la industria de los alimentos procesados y de la incipiente industria de los ingredientes y aditivos”, planteó.

CULTIVO DE MATERIAS PRIMAS DEDICADAS

El proyecto, liderado por el CEAP, involucra el trabajo con distintas materias primas con alto potencial en su cultivo en ambas regiones, y cuyas particularidades y/o propiedades son valoradas en la salud o en la industria de los alimentos. Por ejemplo la saponina a partir de quillay, una de las especies involucradas en el proyecto, es conocido como un aditivo especializado ampliamente utilizado en la industria alimentaria como agente espumante en bebidas y como emulsionante natural, en la industria cosmética sustituye tenso activos sintéticos.

Es parte también de este proyecto el resveratrol, ingrediente presente en la hoja de la uva tintorera, considerado un potente antioxidante, con efectos medicinales reportados contra un sinnúmero de afecciones médicas. Se suman también a esta iniciativa, la tomasa a partir de tomate industrial y la boldina a partir de boldo.

Se trata de especies con características naturales muy apetecidas en el mercado de los funcionales y aditivos especializados, y que podrían permitir el desarrollo de productos de mayor valor  respecto a los que actualmente  se producen. Ello fomentaría la utilización de huertos o plantaciones dedicadas, contribuyendo a consolidar una incipiente industria de los ingredientes y aditivos en el territorio a partir de demandas específicas que se satisfacen con productos agrarios de base local.

PROYECCIONES MUNDIALES DE LA INDUSTRIA ALIMENTARIA

Las cifras del mercado de alimentos procesados muestran proyecciones de crecimiento crecientes, llegando a más de 8.000 mil millones de dólares al año 2020 (Global Insight citado por Competitiveness, 2015). Esta proyección a nivel mundial se basa en buena medida en el aumento esperado de la demanda de alimentos que cumplan algún beneficio en la salud de los consumidores y de la demanda por parte de la industria de alimentos por aditivos naturales que reemplacen a los actualmente usados. Así, los alimentos funcionales proyectan una tasa de crecimiento de mercado del 15%, y donde los ingredientes funcionales y aditivos especializados (IFyAE) en la actualidad superan los 30 mil millones de dólares (WageningenUR Chile, 2015).

Sin embargo la industria de los alimentos procesados de origen hortofrutícola en las regiones de O´Higgins y Maule, se caracteriza por la venta de commodities, productos sin mayor diferenciación. Por ejemplo en estas regiones se produce el 100% de la pulpa de tomate y de manzana que Chile exporta; Maule es la principal región productora de manzanas deshidratadas que se vende como ingrediente de confites y cereales; y de jugo concentrado de manzana;  todos estos productos comercializados en grandes volúmenes.

Este panorama deja entrever que solo algunas empresas realizan innovaciones de producto o procesos para darle un valor distinto a su producción; y menos aún presentan ingredientes especializados entre su portafolio u oferta.

Este escenario plantea una gran oportunidad para este territorio; primero porque ambas regiones destacan a nivel nacional por tener vocación productiva agraria y justamente en muchas de esas producciones están presentes ingredientes funcionales y aditivos especializados naturales. Y segundo porque concentra un porcentaje importante de las agroindustrias  de alimentos procesados  del país. Este sector tiene como desafío mejorar el valor agregado de sus productos, incorporando por ejemplo estos ingredientes.

Esta situación se ha convertido en un desafío que requiere un conjunto de acciones para mejorar la competitividad  de  la industria. En ese contexto, las experiencias internacionales de los Polos de Competitividad sectoriales y territoriales, han mostrado ser muy exitosas, representando iniciativas potencialmente replicables.

Fue así como en el marco del programa Transforma Alimentos, se crearon los  “Polos Territoriales de Desarrollo Estratégico”, poniendo a disposición del sector conocimiento y recursos técnico-económicos. Con miras a desarrollar nodos industriales en distintas zonas de Chile, en torno a materia prima dedicada y la extracción de sus respectivos ingredientes funcionales y aditivos especializados.

Los polos promueven una plataforma de articulación entre agricultores, asociaciones, organizaciones productivas, entidades tecnológicas, empresas transformadoras y comercializadoras, que permita dinamizar las economías locales a través de la producción de ingredientes funcionales y aditivos especializados a partir de materias primas de origen agrario, pecuario y forestal.

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