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Conseguir más caballos para la rienda internacional, más jinetes fogueados en el extranjero y un equipo multidisciplinario estable, son parte de las necesidades para que la raza chilena logre demostrar su potencial a nivel internacional.

“El mundial fue de un nivel muy alto y si no trabajamos en serio preparando nuestros caballos y jinetes la brecha será cada vez más grande”. La conclusión es de Therese Matthews y Dina Arrigoni, criadoras de caballos, cultoras y promotoras de la rienda internacional en Chile. Ambas formaron parte de la delegación nacional que llevó por segunda vez caballos chilenos a un mundial ecuestre, esta vez desarrollado en Tryon, Carolina del Norte, Estados Unidos.

Una forma de mirar la reciente actuación es que de los tres jinetes que integraron el equipo chileno, solo Marcelo Troncoso, que montó a Aladino del criadero Quimpomay, superó en un punto lo que había logrado en 2014 en Normandía, Francia, con Quimpomay Torero.

Los demás no pudieron hacerlo. Katherina Yokota recibió cero puntos por una falla técnica en su presentación con Quimpomay Guinda, mientras que Marcelo Guzmán no pudo participar por una lesión de su caballo Las Callanas Profanao.

Pero Matthews y Arrigoni, a las que se une Gastón May, presidente de la Rama de Rienda de la Federación Ecuestre Chilena, también ven el vaso medio lleno y consideran importante haber ido nuevamente al mundial, haber llevado un equipo de tres personas y haber mejorado la actuación anterior.

Sin embargo, reconocen que el avance fue poco respecto de los demás países, lo que se explica por las carencias que tuvo la delegación y el incipiente desarrollo de esta modalidad que existe en el país.

“Quedó de manifiesto con nuestro nivel que estamos a años luz de lo que está ocurriendo en el mundo con este deporte, porque está progresando a pasos agigantados y nosotros nos quedamos estancados”, señala Gastón May, quien agrega que hubo también mala suerte, ya que dos caballos se lesionaron. Profanao quedó fuera de competencia y Aladino pudo presentarse, pero claramente desmejorado y no alcanzó siquiera el puntaje de clasificación -70 puntos-, ya que promedió 69,5, cuando las expectativas eran que hiciera entre 72 y 73 puntos para pelear el paso a semifinales.

Así las cosas, al menos tres son las tareas que se derivan de esta participación en el mundial de EE.UU., proceso que es considerado fundamental y del que se toma conciencia solo acudiendo a estas grandes justas.

Más caballos para elegir

“Llegar con dos caballos lesionados refleja que algo está mal”, pone de relieve Gastón May, de allí que un punto a desarrollar es conseguir una mayor cantidad de caballos de rienda para seleccionar.

Los demás países participantes llevan caballos de reserva y la asesoría de un experto que supervisa los entrenamientos.

“Tenemos que ponernos las pilas respecto de los caballos, y tener muchos más para probarlos y abrir un universo hasta llegar a uno”, señala May. Para eso solo un ejemplo: el caballo criollo mejor clasificado de todos los tiempos -undécimo- fue el brasileño Roberto Jou en Licurgo Tapajós -73,8 de promedio-, desciende del caballo chileno Hornero, del criadero La Invernada, y de Aculeo Condorito.

“Para llegar a eso los brasileños estuvieron ocho años probando caballos, haciendo muchas competencias todos los años para poder sacar un caballo”, añade May, quien destaca que la tarea no es sencilla. Se requieren 200, 400 o mil caballos para de esos sacar los mejores, como ocurre con el rodeo.

Un proyecto país para el caballo chileno también es mencionado. “Un camino sería que los criaderos más grandes del país se interesaran en mostrar sus caballos fuera de Chile, haciéndolos participar en un deporte mundial”, señalan Therese Matthews y Dina Arrigoni.

Un equipo de verdad

Contar con un equipo multidisciplinario, que incluya un coach , una persona que visualice desde afuera y se anticipe a los problemas se considera fundamental, incluso para que actúe antes de salir del país.

Ese equipo incluye tener veterinarios de planta, que trabajen con los jinetes y dueños de los caballos, como lo hacen los demás países que van con un equipo de verdad, opina May.

“Cuando se está competiendo en un mundial ecuestre uno se da cuenta que la participación de nuestro país es muy meritoria; competimos con caballos de primer nivel que tienen más de 60 años de selección morfológica y funcional. En sus países tienen canchas de reining , entrenadores, jueces, veterinarios, apoyo económico y máquinas de última generación de bienestar animal. Además, durante el año realizan competencias de alto nivel en las cuales caballos y jinetes pueden ser evaluados”, afirma Therese Matthews.

Marcelo Guzmán es crítico respecto de lo que considera “la falta de profesionalismo en el ámbito ecuestre. Hacen falta muchos recursos y una organización más profesional y comprometida con el deporte que no tome colores propios, sino que vele por el buen desempeño y crecimiento de la disciplina”, expresa.

Guzmán se muestra seguro que la raza chilena tiene potencial, pero no ha logrado demostrarlo, con hechos concretos, con una buena campaña en la rienda internacional. Para él la falta de entrenadores en el país se ha hecho evidente.

De ahí que anuncia un proyecto nuevo en Texas pensando en la difusión de la raza chilena, y para prepararse también en Estados Unidos para nuevos desafíos.

“Espero encontrar criadores visionarios que se atrevan a invertir en promover la raza chilena en Estados Unidos”, señala.

Aprender más

Dentro de los múltiples caminos que se abren para cumplir los nuevos retos, Gastón May considera importante que los jinetes chilenos pasen temporadas en los países referentes de la rienda internacional, o reining como también se le llama, tal como lo hizo Marcelo Guzmán hace un tiempo, porque hay que ver cómo se hacen las cosas. “Con internet y con todo lo que hay publicado se puede hacer desde acá, pero es bueno estar allá y ser criticado”, dice el propietario de Quimpomay.

Otra fórmula es lograr que vengan a Chile muy buenos entrenadores y hagan clínicas profundas, bien dirigidas, con poca gente y de cierto nivel.

“Creemos que el único camino para lograr un avance significativo de aquí al próximo mundial es entrenar caballos y jinetes fuera de Chile, como lo hacen la mayoría de las disciplinas presentes en el último mundial”, señalan Matthews y Arrigoni.

Hay opiniones que hablan de que al caballo chileno le estaría costando mucho destacar en esta disciplina, pero Gastón May responde que si se miran videos de la rienda internacional con caballos cuarto de milla de los años sesenta se ven igual que los chilenos.

“No eran mejores. Esta evolución se produjo en los últimos 60 años y nosotros la podemos alcanzar perfectamente”, asevera el presidente de la Rama de Rienda de la Federación Ecuestre de Chile.

60 AÑOS O MÁS de selección morfológica y funcional tienen los caballos que compiten en el mundial.

Fuente: Revista del Campo

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