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El proyecto se enmarca en un desarrollo sostenible.

La fiebre por el aguacate no conoce fronteras. En los últimos 20 años su producción prácticamente se ha triplicado, pasando de una producción mundial de 2 millones en 1994 a casi 6 millones en 2017, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ante el consumo cada vez mayor de este fruto en España y en el mundo, representantes del Servicio Técnico de Agricultura y Desarrollo Rural del Cabildo de Tenerife (Canarias) han creado una red de colaboración con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, institución de investigación dependiente del Ministerio de Agricultura de aquel país.

Tenerife busca hacer frente al consumo exponencial de aguacate en Europa mediante una producción más sostenible, así como establecer plantaciones en superficies pequeñas con sistemas de transferencia de tecnologías de riego, conducción y poda adecuados a los suelos y al clima. España importó 129.287 toneladas en 2018, 32 % más respecto al año anterior, según datos de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX).

Para ello, Chile y España han decidido unir fuerzas más allá de lo comercial y compartir los conocimientos técnicos y culturales que poseen. “Es un proyecto conjunto de investigación y de transferencia de tecnología, sobre todo de prácticas culturales del cultivo: desde el manejo del riego, hasta la formación del árbol frutal y la cosecha”, ha asegurado el ingeniero Domingo Ríos Mesa, jefe del Servicio Técnico de Agricultura y Desarrollo Rural del Cabildo y director del Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife.

Ríos se reunió con él en Chile hace unos días, acompañado de Jesús Morales Martínez, consejero insular del Cabildo de Tenerife, así como con el director regional del INIA La Cruz, Patricio Fuenzalida y con los especialistas Jaime Salvo, Victoria Muena y Andrea Torres, para determinar los términos de la colaboración.

La producción canaria es similar en varios aspectos a la chilena, y son precisamente estas semejanzas las que posibilitan la cooperación (no así con países como México que tiene una forma de producir diferente, con parcelas mucho más amplias). De acuerdo con Ríos, ambos países comparten una orografía de terreno parecida -los dos hacen cultivo en pendiente-, realizan cultivos con pocos recursos hídricos y producen, en su mayoría, la misma variedad de aguacate, Hass.

Sin embargo, las parcelas canarias son mucho más pequeñas que las chilenas. El país andino produce este fruto milenario, originario del centro y este de México, así como de Guatemala, en grandes parcelas elevadas llamadas camellones.

Fuente: innovaspain.com

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