Buenas perspectivas impulsan al aceite de oliva

Con exportaciones récord durante el año pasado, una alta producción esta temporada y una tendencia de precios al alza, el sector proyecta un buen escenario, pese a las dificultades que han enfrentado en la logística y disponibilidad de insumos. Entre los principales desafíos está desarrollar nuevos mercados y acceder sin aranceles a la UE, lo que se podría concretar pronto.

El año pasado, con el inicio de la pandemia del coronavirus y el abrupto cierre de los hoteles, restaurantes y casinos en todo el mundo –lo que se conoce como el canal ‘Horeca’–, significó para los exportadores chilenos de aceite de oliva estar un primer tiempo en shock, sin tener claro qué hacer al no contar con uno de sus principales canales de comercialización.

‘Estuvimos así unos tres meses, aunque rápidamente determinamos apoyar a los clientes que tenían pedidos ya vendidos o por llegar, y flexibilizar la forma de pago en la medida que nos siguieran comprando’, comenta el gerente general de Agroindustrial Siracusa, Felipe Juillerat, quien asumió en el cargo justo en abril del año pasado.

Para el segundo semestre, recuerda que la demanda comenzó a reactivarse también en forma brusca, tanto en Chile como en los mercados a los que exportan su producción, que envían a granel y envasada.

‘El aumento en la demanda fue de entre 20% y 25%, no dábamos abasto con las órdenes, y este año se ha mantenido estable’, resalta.

Los datos de la industria confirman lo que vivieron en Siracusa. Durante el año pasado, las exportaciones de aceite de oliva chileno sumaron 16.265 toneladas, marcando un alza de 42% respecto a 2019 y un volumen récord, por un valor de US$ 57,2 millones (ver infografía).

Y pese a que en los primeros ocho meses de este año los envíos registran una baja de 40% en volumen en comparación con el mismo período de 2020, los exportadores están optimistas con el escenario de mediano plazo, donde se observan precios internacionales firmes para el granel, apoyados por un tipo de cambio más fuerte y por cosechas que vendrían con menor volumen en España (ver recuadro).

‘Si en octubre del año pasado el aceite de oliva extra virgen estaba a US$ 2,8 por kilo en España, que es el mercado de referencia para los graneles, en octubre de este año promedió unos US$ 3,6 por kilo, lo que da cuenta de un punto de inflexión en la curva de precios que hemos venido observando durante todo este año’, asegura Felipe Juillerat.

En relación con el tipo de cambio, explica que el valor promedio con el que podría cerrar este año probablemente sea más alto que el anterior, lo que ayuda a los exportadores de este producto, que durante todo este año también han debido enfrentar alzas de tarifas de fletes, dificultades para despachar las órdenes y una inédita escasez de insumos como botellas, etiquetas y cajas.

Logística alterada

En términos de precios y demanda, el negocio del aceite de oliva embotellado es más estable y enfocado en las relaciones de largo plazo que el granel, aunque esta temporada han enfrentado desafíos inéditos, como la escasez de envases de vidrio, etiquetas y cajas de cartón, y el fuerte aumento de los costos de transporte.

Por eso, en la empresa Olisur, la principal exportadora de aceite de oliva chileno –que maneja 1.550 hectáreas en Colchagua y otras 430 hectáreas orgánicas en Ovalle–, han apostado por destinar toda la producción a este segmento, con un fuerte foco en Brasil.

Si bien reconocen que el año pasado les afectó el cierre del canal ‘Horeca’, aseguran que no fue una caída tan fuerte, gracias a que están en un canal más estable, pero que hoy no les permite subir tanto los precios.

‘Exportamos entre el 80% y 85% de la producción, y en este segmento es más difícil traspasar al cliente final los aumentos de los precios, porque tenemos contratos de largo plazo y nuestro canal de distribución’, explica el gerente agrícola de Olisur, Tomás Eguiguren.

Tampoco se ha reflejado en los precios al consumidor el alza de costos que han tenido en los fletes este año, los que se han triplicado y también han tenido un fuerte impacto en los tiempos de entrega de las órdenes de exportación, debido a la escasez de contenedores para carga seca.

‘En nuestro caso, tenemos la suerte de que nuestro principal mercado es Brasil, donde un gran porcentaje se va por tierra, pero para otros destinos hemos tenido retrasos de 60 días para subir un contenedor a un buque, mientras que en circunstancias normales estás dentro de 30 días en Estados Unidos’, detalla.

En cuanto a la escasez de insumos, en la industria reconocen que ha sido un problema generalizado este año, aunque en el caso de Olisur lograron prever la situación y almacenar un mayor stock de materiales.

‘La poca disponibilidad de botellas de vidrio ha sido un problema. A las empresas les ha costado mucho poder conseguir este insumo y al ser una industria pequeña comparada con otras, como la del vino, se vuelve aún más complejo’, señala Gabriela Moglia, gerente de ChileOliva, el gremio que reúne a los productores.

Producción a la baja

En la cosecha de este año, la producción de aceite de oliva marcó un récord de 25.500 toneladas, lo que corresponde a un incremento de 13% respecto de 2020, algo que debería disminuir el próximo año debido al añerismo que tienden a tener los olivos y a los efectos de la sequía, especialmente en la zona norte.

‘En nuestro caso, la cosecha fue muy buena, de las mejores en términos de la historia de nuestra operación, y para el próximo año esperamos una producción menor, en que estamos evaluando muy de cerca la disponibilidad de agua’, asegura Felipe Juillerat, en relación con las 1.250 hectáreas que maneja la empresa en la Región del Maule.

En la industria coinciden en que aún es temprano como para tener una estimación de la cosecha, y reconocen que la escasez de agua es un factor que preocupa a todos los productores, que se concentran entre las regiones de Coquimbo y Maule.

De hecho, la eficiencia en el uso de este recurso es una de las metas que fijaron en el acuerdo de sustentabilidad que presentó en marzo de este año ChileOliva, donde 23 empresas están avanzando en nueve objetivos para una producción más limpia.

‘Se trata de un reconocimiento para las empresas que cumplen con nueve metas de gestión sustentable en la producción o comercialización, donde cada una de ellas implica cumplir con acciones concretas, que a su vez las verifica una empresa externa para poder incluir el sello de sustentabilidad en sus productos’, afirma Pamela González, gerenta de proyectos de ChileOliva.

Nuevos mercados

Estados Unidos y Brasil representan en torno al 80% de las exportaciones chilenas de aceite de oliva, orientados al granel y los envíos embotellados, respectivamente. Por eso, la campaña de promoción de ChileOliva se ha centrado en ese mercado sudamericano, que valora la calidad –solo se envían aceites de la categoría extra virgen– y reconoce el origen.

‘Estamos resaltando las características de Chile como productor de alimentos saludables, porque conocen mucho el vino y el salmón, y nos es más fácil llegar que a otros mercados. Para eso estamos con una campaña enfocada en los medios digitales y redes sociales, con envíos de muestras a algunos influencers locales’, explica Gabriela Moglia.

Uno de los desafíos en ese aspecto es desarrollar con más fuerza otros países, como el resto de Latinoamérica y algunos mercados asiáticos que comienzan a figurar entre las principales exportaciones, como Japón, Corea y China.

‘Se trata de mercados que exigen un esfuerzo muy grande en promoción y no es posible que lo podamos financiar como gremio, aunque los productores han participado en ruedas de negocios y actividades como la Chile Week China, además de algunas catas pequeñas’, detalla.

En la industria también están expectantes sobre los cambios que puede significar la actualización del acuerdo de asociación entre Chile y la Unión Europea, ya que desde hace años han solicitado que se elimine el arancel para el aceite de oliva chileno, de 1,24 euros por kilo.

‘Nos hemos reunido varias veces con las autoridades de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei) y esperamos que nos vaya bien, es algo que se debería dar a conocer durante este mes… Si no se elimina 100% el arancel o nos dan una cuota de acceso, también es una buena noticia’, asegura Gabriela Moglia, y añade que los aceites europeos hoy entran a Chile sin aranceles.

De abrirse un nuevo espacio para el aceite nacional en la UE, los exportadores estiman que existen mercados muy atractivos, como Bélgica, Alemania y Dinamarca, entre otros, que son buenos consumidores del producto y valoran la calidad.