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Según registros del SAG, este año las regiones Metropolitana y de Valparaíso ampliaron sus áreas con detecciones, lo que generó que cambiaran su estatus fitosanitario respecto de la mosca, pasando a ‘presentes en las regiones’. También se han realizado detecciones en las regiones de Antofagasta, Atacama, Coquimbo y Aysén.
Al asesor Carlos Barriga no le sorprende lo que está ocurriendo con la Drosophila suzukii o mosca de alas manchadas en el país. ‘Al igual que lo ha hecho en otros países, esta plaga está empezando a colonizar nuevos territorios y aumentando su población. De hecho, creo que recién está empezando a mostrar sus dientes”, asegura, refiriéndose a que cada vez se detectan en más lugares de la zona centro-norte.

Walter Masman, quien asesora huertos de cerezos desde Ovalle a Osorno,agrega que la plaga hace rato dejó de ser un problema solo desde el Maule al sur. ‘Si el año pasado me tocó ver huertos de Linares con daños relativamente importantes, esta temporada he visto casos en la Región de O’Higgins, tanto hacia la cordillera, en lugares como Rengo, como hacia la costa, en sitios como Las Cabras’, indica.

Los datos oficiales lo confirman.

Según el sistema de vigilancia del SAG, en 2021 las regiones Metropolitana y de Valparaíso ampliaron sus áreas con detecciones, lo que generó que cambiaran su estatus fitosanitario respecto de la plaga, pasando de ‘distribución restringida’ a ‘presentes en las regiones’.

‘Por otra parte, en las regiones de Coquimbo y Aysén la plaga ha sido detectada solo en algunas áreas y no hay evidencia de que esté ampliamente distribuida. En las regiones de Atacama y Antofagasta, en tanto, se han detectado solo uno o dos individuos adultos en sitios muy puntuales que se encuentran en evaluación’, afirma Rodrigo Astete, jefe de la división de protección agrícola-forestal y semillas del SAG.

Los más afectados

Si bien los más afectados son huertos caseros de berries y cerezos, los proyectos comerciales no están a salvo.

‘Los huertos comerciales de cerezos, por ejemplo, han presentado niveles de daño variable de acuerdo a la variedad, ubicación del huerto, plan de manejo implementado, espaciamiento entre las aplicaciones (dato importante), y hospederos alternativos, alcanzándose hasta un aproximado de 30% de pérdida en el peor de los casos’, sostiene Karina Buzzetti, directora de investigación de la consultora Agri Development. Karina Buzzetti estima que los daños que se puedan sufrir se relacionan directamente con el nivel de información que se maneje y que aquí hay mucha diversidad, desde los que cuentan con asesoría de expertos o de la exportadora y cumplen el programa recomendado de manejo; y por otra, aquellos que tienen acceso limitado a la información o actúan post evento, que son los se ven más afectados. En ese contexto los esfuerzos del SAG están puestos en difundir el ‘Plan de trabajo nacional de Drosophila suzukii para la temporada 2021-2022’, que busca que se trabaje en la difusión y el apoyo a los productores conforme a las realidades locales.

Los expertos insisten en que la única forma de salvaguardar el futuro de un huerto es diseñando y estableciendo una estrategia anual que contemple diversos manejos claves.

‘Entre ellos destacan el monitoreo o la corroboración de encontrarse en área positiva, la limpieza de los huertos (evitar dejar fruta colgada o en el suelo después de la cosecha), incorporar a los hospederos alternativos (como las zarzamoras) dentro de la planificación, utilizar productos debidamente autorizados para este fin’, asegura Karina Buzzetti.

Respecto de este último punto, la experta enfatiza en la necesidad de diseñar un programa que considere los modos de acción, el estado de desarrollo de la plaga en que se enfocan los plaguicidas, sus mecanismos de acción y la alternancia de estos para retrasar la resistencia, alternando su uso con herramientas biológicas para prevenir la resistencia a los químicos y mejorar la inocuidad.

Fuente: Revista El Campo/El Mercurio

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